Muchas veces utilizamos el amor para justificar nuestros comportamientos, alegando la búsqueda del bien del otro o de la relación, cuando lo que nos ha movido a actuar así, es nuestro propio interés y conseguir aquello que nos interesa.
La realidad, es que el amor no se parece en nada a eso. El amor no entiende de condiciones o de límites. Amar a alguien supone ser y dejar ser, sin exigencias, aceptando las luces y sombras de la otra persona. Amar es escucha y comprensión, acompañando en los procesos del otro y buscando puntos en común en los que ambas partes se sientan cómodas.
La medida del amor es el amor sin medida.
Bernardo de Charaval
Hoy en día, en los vínculos que establecemos, podemos experimentar diferentes situaciones que se alejan mucho de este respeto y cuidado hacia la otra persona y que pueden tener repercusiones muy negativas. Vamos a ver en qué consisten y cómo actuar ante ellas.
El gaslighting o luz de gas es un tipo de abuso emocional en el que se manipula la percepción de la realidad de la otra persona. Quien ejerce gaslighting puede hacerlo de forma consciente o inconsciente y el objetivo es hacer a la “víctima” que dude de ella misma. Este proceso suele ser progresivo y desorienta a la pareja debido a la seguridad con la que le pintan la nueva realidad. De esta forma, la persona se vuelve insegura y la confianza en sí misma queda destruida al auto-cuestionarse continuamente.
El gaslighting puede tomar la forma de “invalidación emocional”, por ejemplo, al no dar importancia a los sentimientos de nuestra pareja, con frases como “Tampoco es para ponerse así”, “¿De verdad vas a llorar por lo que ha pasado?” o ”Eso una tontería”. Por otro lado, también supone hacer creer a la persona que está “loca”, negando cosas que son evidentes, manipulando la situación y tratando de convencerla de aquello de lo que estaba segura.
Es importante detectar esto a tiempo para no caer en esta situación de manipulación y acabar dudando de nosotros mismos. Por ello, ante estas situaciones debemos responder de manera asertiva, poniendo límites y comunicándonos con libertad:
El Ghosting supone terminar una relación, del tipo que sea, cortando con cualquier contacto existente y sin dar a la otra persona ninguna explicación. Es un comportamiento pasivo-agresivo que deja a un lado cualquier responsabilidad afectiva que podamos tener con el otro.
Es absolutamente lícito querer acabar con una relación o querer dejar de mantener vínculos con otras personas, lo que no podemos hacer es desaparecer sin dar ningún tipo de explicación y descolocar a la otra persona. Esto puede provocar que se cuestione qué es lo que ha hecho mal, que sienta culpa, que juzgue cada uno de sus actos o palabras y crea un gran malestar que puede dañar la autoestima y confianza en sí misma.
Si somos capaces y tenemos el valor para iniciar relaciones, debemos tenerlo también para terminarlas, haciéndole saber a la otra persona, de forma cuidadosa, nuestra decisión. Una relación supone una responsabilidad afectiva: tener en cuenta las emociones y sentimientos de la otra persona, así como los propios y actuar en línea con ello. Por lo que si sabemos que nuestros actos van a tener un impacto en las personas con las que creamos vínculos, debemos intentar disminuir el daño que podemos causar, comunicándolo de forma asertiva:
El love bombing o bombardeo amoroso supone bombardear con mucho cariño (desproporcionado) a la otra persona, con el fin de engancharla y saber que la vamos a tener ahí comiendo de nuestra mano; el objetivo es seducirla y que se pille emocionalmente de nosotros. Además, tras un periodo corto de tiempo nos cansamos de esta situación y desaparecemos sin dar explicación (ghosting).
La persona, al igual que en la situación anterior (ghosting), se queda descolocada, sin saber que ha pasado y preguntándose qué ha hecho mal. Sin embargo, es quien practica el love bombing, quien debería cuestionarse por qué hace esto. Normalmente, estas personas suelen tener algún tipo de carencia y necesitan al otro para sentirse bien; tienen la necesidad de sentirse queridos, deseados y de buscar cariño inmediato para poder sentirse seguros, ya que su autoestima depende de ello.
Para prevenir situaciones como estas, es importante saber identificarlo; determinar si el cariño y la atención que recibimos es proporcional al tiempo que llevamos y a lo que hemos vivido juntos. También es importante poner distancia y límites si la otra persona se enfada cuando no le informamos constantemente de todo lo que hacemos o quiera estar presente en todos nuestros planes.
El benching consiste en ser el “Plan B” de una persona, un segundo plato.Esto se da cuando, esa persona nos habla o nos presta atención cada cierto tiempo, para que pensemos que está interesada en nosotros y sigamos estando ahí, por si sus otros planes le fallan.
Así, nos convertimos en su entretenimiento, bajo sus intereses y aparecerá cada X tiempo para asegurarse de que seguimos para ellos.
Estas situaciones pueden sostenerse semanas o meses, ya que la otra persona nos crea ilusiones falsas para mantenernos ahí (en su banquillo) por si sus otras opciones fracasan. Así, irá manteniendo algún tipo de contacto, dándonos motivos para responderle y dejando que siga jugando con nosotros.
Al igual que con el resto de situaciones, aquí también se deben poner límites y cortar contacto. Debemos tener claro que si alguien tiene interés en nosotros, no desaparece un tiempo y luego vuelve a establecer contacto como si nada.
En los vínculos que establecemos, nuestra paz mental debe estar presente la mayor parte del tiempo.
Las relaciones que establecemos con los demás deben hacernos sentir seguros y cada uno de nosotros tenemos la responsabilidad de aportar en los vínculos que creamos esta seguridad, estabilidad y cuidado emocional al otro. Esto no significa que tengamos que resolverle la vida a nadie, ya que cada uno de forma individual tiene que responsabilizarse de la parte que le corresponde, pero sí podemos ser apoyo, escucha y compañía.
Alba es psicóloga sanitaria y ha realizado un máster de migraciones internacionales, salud y bienestar, además de proyectos de cooperación en Senegal, con menores en riesgo de exclusión social así como talleres con refugiados e hijos víctimas de violencia de género. Trabaja como psicóloga en una ONG con niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad dando un servicio de atención terapéutica y realizando actuaciones de sensibilización y asesoramiento para la prevención de la violencia y la promoción de la salud mental. Su misión es conseguir el bienestar de la persona, la promoción de una sociedad inclusiva e intercultural y el desarrollo integral de las personas más vulnerables.