El mindfulness puede ser traducido como atención plena y es el arte de vivir el presente de forma consciente.
Puede sonarte como algo lejano de gente “hippie”, mística y feliz que está desocupada y no tiene problemas e inquietudes como podemos tener tú y yo. Pero estoy segura de que has experimentado esa sensación de presencia y plenitud.
Quizá cuando te has dejado llevar por una carcajada incontrolable, cuando has besado a alguien y ha desaparecido el mundo alrededor. Quizá cuando has sentido inspiración o fascinación escuchando una canción o contemplando el mar, el vaivén de las olas, y te ha invadido la calma. Has estado en ese momento con todos tus sentidos abiertos y despiertos, sin que existiese nada más fuera de eso. Eso es un momento de respiro, de presencia, y puede venir también de dentro de ti, puedes decidir vivir propiciando esos momentos.
Las técnicas de mindfulness tienen base científica y son de uso habitual en terapia. La meditación tiene multitud de beneficios para nuestra vida, de los que puedes leer más en este artículo. Sabemos que vamos muy deprisa en nuestro día a día, pero no nos motivamos a parar porque lo vemos como una pérdida de tiempo. Para meditar hay que parar, aunque solo sean 10 minutos, sí, y es una práctica muy positiva que recomiendo… pero tranqui si no va contigo porque no es necesaria para vivir con mindfulness. Sigue leyendo porque te presento alternativas, puedes practicarlo mientras realizas acciones habituales de tu día a día.
Si te paras a pensarlo, algunas de las emociones que nos perturban están asociadas al pasado o al futuro.
La culpa, la nostalgia, el arrepentimiento… nos anclan al pasado. Reflexionar sobre lo vivido y sentir estas emociones, aunque duela, está bien y es necesario… Siempre y cuando no nos paralicen y nos machaquemos con pensamientos negativos repetitivos que se escapan de nuestro control.
Por otro lado, la ansiedad y la preocupación nos mantienen pendientes del futuro, sufriendo ahora por situaciones que quizá nunca lleguen. Está bien planear y prepararse para lo que viene, pero tenemos que poner límites para no sufrir más de lo necesario.
Vivimos en una sucesión de momentos presentes. Pestañeas y no estás en el futuro, si no en un nuevo presente, por lo que el futuro nunca existe realmente. Y atrás no puedes volver, por lo que el pasado no tiene cabida nunca más. Todo lo que no es el presente vive sólo en tu cabeza.
El mindfulness no es dejar la mente en blanco para evitar el dolor, no es evadirnos de nuestra vida para evitar ocuparnos de nuestros problemas, es estar presentes, atender, escuchar lo de fuera y lo de dentro.
Escuchar lo de fuera es atender a las personas cuando nos hablan, mirarlas, saber dónde estoy y qué está ocurriendo a mi alrededor. En este mundo dinámico y cambiante, es necesario para adaptarme.
Escuchar lo de dentro es atender a mis pensamientos y emociones sin identificarme con ellos, porque son fenómenos que ocurren en mi cabeza, pero yo no soy eso, no dejo que se apoderen de mí. Los observo con cierta distancia, como un tren que pasa por delante de mí. Para que lo entiendas, no es lo mismo mirar las olas bajo la sombrilla desde la playa, que estar nadando hacia la boya y que una ola te arrastre.
Es normal y saludable dejarnos sentir el dolor cuando puntualmente nos viene, o ante momentos difíciles de la vida: dificultades académicas, peleas con nuestras amistades, perder algo de valor… pero lo que nos lleva a un sufrimiento excesivo son los pensamientos involuntarios negativos que aparecen cuando esto ocurre: “he suspendido una asignatura… eso es porque no valgo nada”, “mi amiga se ha enfadado conmigo… nunca voy a mantener una amistad verdadera”, “me han robado el móvil… la gente es mala y no puedo fiarme de nadie”.
Muchas veces, esto ocurre en nuestra mente de forma inconsciente y no entendemos qué nos hace sentir tan mal. Por eso es importante observar mi mundo interior, escuchar lo de dentro, cómo reacciono a lo que ocurre fuera, los trenes que recorren mi cabeza.
Es difícil estar en el aquí y en el ahora, tendemos a ir para atrás o para adelante. Alguien nos está hablando, pero estamos en otro sitio, no se sabe dónde, pero eso se nota. Te animo a intentar estar presente al menos en una de las acciones de tu día, escoge la que quieras para ir practicando y poco a poco incorporarás esa actitud. Un truco es atender a tu respiración como ancla al presente, porque es algo que siempre está ocurriendo en el aquí y el ahora. Después, puedes fijarte en qué ocurre a tu alrededor y cómo tú reaccionas a ello.
El haiku es un tipo de poesía de origen japonés que presenta una perspectiva muy interesante: lo significativo y transformador que puede llegar a ser un instante si le prestas atención y mantienes una actitud abierta y reflexiva. Está inspirado en el asombro y la emoción del momento, en la apreciación de la grandeza de lo sencillo. Los pequeños detalles pueden ser revolucionarios en tu vida si te dejas inspirar por ellos. Para eso es necesario estar presente y conectar contigo, una actitud mindfulness es ideal para que la magia ocurra. Las características de este tipo de poema son:
“Sobre las hojas verdes
que cubren la montaña,
el sol pasea”
― Masaoka Shiki
“Sin excepción tiemblan
las hojas de la hiedra
por el viento otoñal.”
― Yamamoto Kakei
“Se hizo mil pedazos
y aún está allí.
¡La luna en el agua!”
― Ueda Choshu
“La mariposa revolotea
como si desesperara
en este mundo.”
“La ventisca no deja
la fría lluvia invernal
tocar el suelo.”
― Mukai Kyorai
“Todo en calma.
Penetra en las rocas
la voz de la cigarra.”
― Basho
¿Qué te suscitan estos poemas? Simples pero sugerentes… capturan la sensación que le causa a su autor la observación de una escena. Es solo un instante, pero se congela en palabras y se convierte en una eternidad. Te invito a explorarlos, leerlos, escribirlos y compartirlos.
¡Hasta el próximo momento presente!
Psicóloga y acompañante de personas en situación de vulnerabilidad: experiencia con menores en riesgo de exclusión social, migraciones, diversidad funcional y colectivo LGBTIQA+. Amante de todas las formas de vida, su misión es crear espacios sostenibles. Cooperante y gestora en proyectos de agroecología y protección animal. Escritora y fotógrafa en búsqueda de aprendizajes. “Cualquier momento es bueno para la ternura”.