Un internado es, en esencia, un colegio privado con residencia en el mismo campus. Los alumnos que asisten a clase en él viven en un dorm o house donde están al cuidado de personal del propio colegio. Estos miembros de la comunidad escolar que se encargan del bienestar de los alumnos en la residencia no tienen únicamente este papel en el colegio sino que son, además, profesores o entrenadores, por lo que el internado se convierte en un tipo de institución educativa donde los alumnos se benefician de convivir 24 horas al día con otros estudiantes, pero también con entrenadores, profesores, cuidadores y demás personal del colegio que brinda su apoyo a los alumnos los siete días de la semana. De hecho, un alto porcentaje de este personal del colegio reside en el campus, por lo que se podría decir que los estudiantes se encuentran en manos de profesionales de la educación las 24 horas del día.
Por ello, asistir a un internado ofrece muchas ventajas para un alumno, a la vez de dar a su familia la tranquilidad de que se encuentra en cuidado de manera inmejorable en un entorno seguro en un momento clave de su desarrollo personal y educativo.
Existen muchos rankings en internet donde se evalúan los internados de los distintos países según su excelencia académica, los resultados de sus estudiantes en exámenes oficiales y las universidades de destino a las que estos acuden tras su paso por el colegio. No en vano se trata de colegios preparatorios para la universidad, donde, si bien se desarrollan multitud de dinámicas que ayudan a los alumnos a crecer y desarrollarse en un ambiente sano y desde un punto de vista holístico, el objetivo es dotar a los mismos de una buena formación que les permita obtener una buena puntuación en los exámenes y pruebas previas al acceso a la universidad. No obstante, cuando nos planteamos enviar a nuestros hijos a este tipo de colegios para una experiencia de un trimestre o un año escolar, los rankings y listados infinitos de internet no sirven de mucho, dado que nuestro objetivo es aprovechar otras características propias de la experiencia, no específicamente el acceso a la universidad. ¿Cuáles son por tanto los beneficios de una experiencia escolar como ésta?
A pesar de lo mencionado hace un momento, sin duda el desarrollo académico que adquieren los alumnos es clave. Un internado se caracteriza por su excelencia académica y su capacidad de ayudar, apoyar y potenciar a sus alumnos, tanto a los más académicos como a los que necesitan más apoyo. Cada internado sigue un sistema educativo diferente (normalmente según el país, aunque a veces conviven distintos sistemas en un mismo colegio), lo que hace posible seleccionar aquel que mejor se adapte al perfil académico de nuestro hijo, el curso que desee hacer en el extranjero y el objetivo académico que queremos cumplir. Las clases en un internado están impartidas por profesores altamente cualificados y motivados, y se desarrollan en grupos pequeños que permiten -y fomentan- la interacción con los alumnos.
El aprendizaje y el desarrollo académico no terminan en el aula, sino que continúa más allá de ésta. Dado que estudiantes y profesores viven juntos en el colegio, los alumnos se benefician de muchos momentos de aprendizaje más allá de las horas lectivas. Además, al vivir tan cerca de los profesores, los alumnos pueden obtener ayuda antes de las clases, en el comedor durante la hora de la comida o por la tarde en las horas fijadas para el estudio.
Existe la posibilidad de realizar actividades extraescolares dentro del mismo campus, ya sea practicando deportes, con actividades creativas como música o pintura o participando en clubes y actividades escolares como el gobierno estudiantil o el club de debate. Involucrarse en todo es otra de las grandes ventajas de los internados. Existe todo un mundo de oportunidades disponible de lunes a domingo.
Otro de los beneficios es la experiencia que nuestros hijos adquieren al aprender a convivir con alumnos de distintas nacionalidades y culturas. Existen internados más centrados en el arte o en las ciencias, con alumnos que pueden tener intereses similares a los de nuestros hijos, pero en todos existe una población estudiantil compuesta por alumnos de procedencias diferentes, lo que enriquece la comunidad escolar. Los alumnos aprenden a convivir, confiar y respetar otras culturas como preparación a la experiencia que tendrán posteriormente en la universidad y en el futuro en su vida laboral, teniendo en cuenta cómo la globalización hace que, cada vez más, trabajemos con grupos internacionales de compañeros de trabajo. Aprender a hablar un segundo idioma, comprender las diferencias culturales y obtener nuevas perspectivas sobre cuestiones globales es un gran beneficio de los internados.
la autonomía e independencia que los alumnos adquieren, dentro de este ambiente de libertad controlada, es otra de las características de este programa. Los alumnos van adquiriendo responsabilidades académicas y personales desde una edad temprana que les permite ir configurando ese camino hacia la universidad. Desde administrar su tiempo de estudio en las horas establecidas para ello, hasta hacer su propia colada, todo es importante en su evolución personal. Se trata de una experiencia en cierto modo parecida y previa a la que tendrán posteriormente en la universidad, pero en un entorno con mucho más apoyo y teniendo que cumplir horarios y reglas de convivencia. Cuando un alumno titubea, y la mayoría lo hará en algún momento, el personal del colegio estará ahí para ayudar a corregir y a avanzar haciendo partícipe al alumno de cuáles son el tipo de decisiones que más le ayudarán en el futuro. Los alumnos no solo mejoran en independencia, sino también en autoconfianza.
Como decíamos, los alumnos no solo conviven con profesores, entrenadores y demás miembros del personal del colegio durante el día académico, sino que dicha supervisión se extiende a la residencia en la que viven.
Todos los alumnos tienen un tutor académico a quien podrán pedir ayuda con cambios en en el horario, apoyo con asignaturas que les resulten más complicadas o simplemente repasar la evolución académica dentro y fuera del aula con los resultados de los exámenes, participación en el aula, tareas y proyectos que se preparan para cada asignatura… Se trata, en definitiva, de la misma figura que podemos encontrar aquí en España, solo que al vivir dentro del campus, el tutor tiene más información por parte del resto del personal del colegio para saber dónde necesita más apoyo el alumno. Sabrá si alguna asignatura le resulta difícil porque éste no esté dedicándole suficiente tiempo de trabajo o si le está dedicando suficiente esfuerzo durante las horas de estudio y sin embargo el alumno no ve el resultado deseado en la misma.
Además, en Estados Unidos y Canadá existe la figura del advisor, que es otra de las personas que el alumno tiene a su disposición y que, más allá de preocuparse por la evolución académica del alumno, busca su bienestar personal. El advisor es una persona que se preocupa de que el colegio sea un home-away-from-home y ayuda a los estudiantes en momentos difíciles, a celebrar sus éxitos; vigilan su evolución académica y personal y actúan como mentores. Habitualmente se reúnen con los alumnos al menos una vez a la semana, pero la confianza y estrecha relación que se desarrolla con los estudiantes hace que estos recurran a ellos de manera natural con bastante asiduidad.
Por otro lado, nuestros hijos cuentan con el personal propio de la casa o dorm en el que residen. El dormparent, houseparent, housemaster o housemistress (llamados de distinta manera en los distintos países) no son sino los representantes de las figuras parentales en la residencia y son quienes ayudarán, acompañado por el resto de personal disponible (matrons, gaps…) a nuestros hijos en las tareas más cotidianas, desde organizar un traslado al aeropuerto, hasta ayudar a poner una lavadora.
Estas figuras de referencia desempeñan un papel importante en la vida de los alumnos, refuerzan los buenos comportamientos y ayudan a los alumnos a desarrollar habilidades para la vida, como la gestión del tiempo, el trabajo y el equilibrio de la vida, y mantenerse saludables.
Cada país tiene unas características y un sistema educativo distinto, por lo que habitualmente la elección del país de destino tiene que ver con el curso escolar en el que se encuentren nuestros hijos. La existencia de exámenes de cierre de ciclo y otros motivos desde el punto de vista de la convalidación suelen determinar cuál es el país más adecuado para la experiencia escolar de cada estudiante, así como qué tipo de experiencia quiere tener.
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