Algunos caminos hermosos no se pueden descubrir sin perderse
Erol Ozan
Si estás leyendo ahora mismo este artículo es porque hay una curiosidad en ti que te está llamando a descubrir algo nuevo, ¿me equivoco? Y si no es tu primer artículo de esta comunidad, estoy seguro de que te gusta viajar, conocer otras culturas o, al menos, mirar a ver qué hay más allá.
La curiosidad puede ser una de las mejores llaves para la aventura y, a la vez, descontrolada, un auténtico quebradero de cabeza. Por eso es importante escucharse, y saber que, en la vida, hay muchas más opciones que aquellas que tenemos a simple vista. Hay muchas más formas de vivir que aquellas que conocemos y hay muchos más lugares increíbles y personas alucinantes de las que podemos imaginar.
Por eso hoy puede ser un buen momento para que te cuente mi historia y cómo la curiosidad me ha traído a donde estoy y, sobre todo, todas las cosas por las que he tenido que pasar para hacerlo, que seguro que te pueden servir como alternativa o inspiración para los momentos de duda que seguro que llegan.
Desde pequeño siempre fui un apasionado de la física y las matemáticas. Además de ser bastante cerebrito, estudiaba mucho y era de los responsables de la clase. Me encantaba sacar buenas notas y hablar con mi padre sobre qué estudiar y qué hacer en el futuro.
Tras indagar mucho en esos últimos años de colegio, decidí empezar Ingeniería Aeronáutica, porque, entre otras cosas, siempre había querido ser astronauta (y nunca he dejado del todo de querer serlo).
Es cierto que, mirando hacia atrás y sin culpar a quienes me aconsejaron, las opciones que me dieron eran siempre terminar el colegio e ir directo a la universidad. Además, al ser una persona de buenas notas y «de ciencias», tenía que hacer ingeniería sí o sí. Nunca se me ofrecieron otras posibilidades y yo tampoco fui consciente de que había nada más allá. ¿Cómo no iba a ir a la universidad?
Al terminar la carrera, que disfruté muchísimo y donde aprendí más aún, empecé un máster en Ingeniería aeroespacial porque, de nuevo, era «lo que tocaba hacer». Después de la carrera, iba el máster y pocos se replanteaban otra cosa, así que, yo menos. Total, que seguí para delante sin replantearme muchas cosas.
En paralelo, en mi vida, siempre he estado muy relacionado con el mundo social. Pertenecía a los grupos de voluntariado de mi colegio, iba a campamentos y luego fui monitor, me uní a proyectos de voluntariado en la universidad y siempre tuve esa parte cerca de mí. Es entonces, en mitad del master, cuando mi hermano me propone ir a Senegal en el verano de 2017 con un proyecto de voluntariado. Aquí es donde empieza nuestro proyecto de Teranga, pero eso ya te lo contaré otro día 😉
Aceptar este viaje creo que ha sido la mejor decisión de mi vida y sin duda uno de los puntos de inflexión más grandes que he tenido. En Senegal descubrí que la vida eran muchas más cosas. Descubrí que comunidad era una palabra con mucho más significado y que la relación entre las personas y su entorno podría ser de respeto y admiración. Senegal me cambió la vida, me abrió paso a otras posibilidades, otros caminos y me enseñó que, pese a todo, lo que importaba era vivir en el aquí y el ahora.
Muchísimas dudas e inquietudes poblaron mi cabeza y volví a España para terminar mi máster. Empecé unas prácticas en uno de los centros de investigación más importantes del mundo en mi campo, el sueño de todo ingeniero. Sin embargo, había algo en mí que se había quedado en Senegal. Muchísimas dudas se amontonaban en mi cabeza.
Cada vez era más consciente de que había algo en el camino que había escogido que no era para mí, que no era lo que yo quería hacer de verdad. Estuve durante muchos meses con esas dudas, buscando, preguntándome y lo único que encontraba eran más dudas y más preguntas.
Entonces, tomé la que sería la segunda mejor decisión de mi vida o quizá la primera. Dejé todo lo que estaba haciendo para echarme una mochila a la espalda y ponerme a viajar por Latinoamérica.
Estuve dos años viajando, sin demasiado dinero, trabajando en hostels, con comunidades locales, como coordinador de voluntarios… hasta conseguí una beca para volver a Senegal durante unos meses. Disfruté muchísimo, los mejores años de mi vida, pero no fue fácil.
Al principio sentí que había defraudado a mis padres y a mi gente. Llevaba 6 años estudiando algo que me encantaba y a lo que me quería dedicar y, justo antes de acabar, decidí que eso no era para mí, que la vida tenía algo más y lo dejé todo. ¿Y lo peor de todo? ¡No sabía qué era! Así que me pasé 2 años viajando y explorando, pasando tiempo conmigo y sin mí, conociendo gente de países diferentes, cada uno con su historia, con historias que nunca me habían contado, con posibilidades de vida que yo no sabía que existían, hasta entonces.
Viajar me enseñó lo bonito de lo sencillo del día a día. Me mostró muchas posibilidades que nunca habría imaginado y, sobre todo, que nadie me había contado. Descubrí que la vida no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento y que es allí, fuera de tu zona de confort, fuera del camino, donde realmente encuentras el tuyo.
Todo esto me trajo a donde estoy ahora, trabajando en algo en lo que creo, disfrutando de cada día de mi trabajo como un regalo. Porque estoy donde quiero estar y donde siempre había querido estar, aunque no lo supiera.
Un ingeniero trabajando como coordinador de proyectos de educación en África, viajando sin parar por todo el continente, descubriendo las culturas y sus gentes. Aprendiendo sin parar de cada viaje, aportando mi granito en las zonas donde puedo y, donde no, dejándome llevar por las maravillas de la vida y sus posibilidades.
No te asustes si tienes dudas o si en algún momento sientes que te has equivocado y eso que elegiste hace tiempo no es realmente lo que quieres.
Las personas que te rodean pueden parecer ir delante de ti y otras por detrás, pero todos están corriendo su propia carrera en su propio tiempo. Así que relájate, no has llegado tarde, tampoco temprano. Has llegado justo a tiempo.
Apasionado por viajar, las culturas y las personas, Sergio es un ingeniero con experiencia en proyectos de cooperación internacional y de impacto social en comunidades por África y América Latina. Trabaja como coordinador de un proyecto de educación en África, ha fundado una ONG que trabaja con jóvenes activistas y ha montado una startup de movilidad sostenible.