El verdadero viaje de descubrimiento no es buscar nuevas tierras, sino mirarlas con nuevos ojos
Voltaire, filósofo francés
Viajar es, sin lugar a duda, una de las experiencias más enriquecedoras y transformadoras que podemos vivir. Las razones para viajar son infinitas y diferentes porque dependen de cada persona y creo que no sabrás qué tipo de destino te espera a ti hasta que vives la experiencia.
Los viajes jamás se olvidan. Son una forma de conocerse a uno mismo, de romper con la rutina y de abrir la mente a otras personas, formas de vida y culturas.
Sin duda, una experiencia o incluso un modo de vida divertido, lleno de lecciones y aprendizajes y que, como todo, tiene sus propios retos. De hecho, uno de los obstáculos o desafíos más comunes al viajar es lo que llamamos el choque cultural.
El choque cultural es algo así como el impacto emocional causado por cambiar de una cultura familiar, la tuya, a una que es desconocida. Esto puede ocurrir cuando te cambias a un ambiente nuevo, cuando viajas, cuando te mudas, conoces gente, pruebas comida nueva o aprendes un nuevo idioma.
Además a todo esto se le suma el impacto emocional que genera el estar separado de las personas importantes en tu vida como tu familia, tus amigos o tus compañeros de clase.
Este choque cultural o impacto emocional puede incluir la ansiedad, el miedo, la sorpresa, la desorientación, la incertidumbre o la confusión que se sienten cuando una persona debe adaptarse a una cultura o ambiente social diferente y desconocido.
Hablando con amigos viajeros, con mi experiencia liderando grupos de voluntarios en otros países y por experiencia propia personal, creo que este proceso del que os hablo, el choque cultural, tiene 4 etapas bien diferenciadas y que pueden durar horas, días, semanas o meses dependiendo de cada uno. Estas son las etapas:
Al principio (primeras horas o primeros días), las diferencias entre la nueva cultura y la tuya que has dejado atrás se ven de una forma romántica. Todo es nuevo e interesante. Te sientes emocionado y con muchas ganas de explorar, descubrir y empaparte.
Una vez que la etapa de luna de miel se desgasta, puede que de pronto empieces a sentirte frustrado o molesto por tu nuevo país, especialmente por las costumbres y valores. Las cosas que estás experimentando ya no se sienten nuevas; de hecho, estás empezando a sentir como la extrañeza de una nueva cultura no te permite experimentar cosas. No te preocupes, esto es perfectamente normal.
Esta es la etapa de la aceptación. Durante esta etapa, empiezas a entender por qué las cosas se hacen de cierta manera. Empiezas a respetar las tradiciones culturales, ya sea que las consideres buenas o malas. Ahora te sientes más cómodo confiado y preparado en tu nuevo ambiente. No toda experiencia es perfectamente lineal y puede ser que saltes de una etapa a otra en función de lo que vas descubriendo. Pero, no te frustres, es parte del proceso y todos los hemos vivido alguna vez viajando.
Para mí, la mejor de todas. Tu actitud y tu energía cambia y eres capaz de estar en ambas culturas. Vives con tu cultura de origen y eres capaz de practicarla o experimentarla. Encuentras espacio para hacer las cosas que siempre te han gustado hacer y a la vez disfrutas, respetas y valoras los elementos de la nueva cultura. Ya no te sientes aislado, sino que te sientes como en casa.
Aunque a veces es divertido puede llegar a ser frustrante no entender lo que la gente dice o no hacerte entender. Una gran idea antes de viajar es aprender el idioma, aunque sean las cosas básicas, para poder defenderte por la calle y empezar a conocer gente local. Además, por experiencia te digo que alegra mucho a la gente local que la gente viajera les hable en su lengua.
Estas nuevas emociones son muy normales y sentirás muchos altibajos. No te preocupes, es parte del proceso de descubrir cosas nuevas y de aprender a adaptarte. Cuenta con que tardarás un tiempo y esto es también parte del viaje. Son en estos momentos donde mejor se descubre uno a sí mismo y sin duda son los momentos de mayor aprendizaje y crecimiento personal. ¡Aprovéchalos!
Una de las cosas que más me gusta de viajar, aunque me encanta descubrir y sorprenderme, es aprender y leer cosas de los sitios donde voy antes de llegar. Esto me permite ir con algo de perspectiva y de ideas para poder abrir conversaciones con la gente local y crear lazos, ¡te lo recomiendo!
Mantener el contacto con tu familia y amigos de tu lugar de origen hará las cosas más fáciles, sentirte conectado a ellos y hacer que tu adaptación vaya más poco a poco y acompañada.
No sientas que debes cambiar todo sobre ti para poder adaptarte. Todas las experiencias que has vivido antes de mudarte a tu nuevo hogar son parte de ti también y te definen. Para ello puedes:
De todas formas, cada experiencia de viaje es única y solo tú sabrás lo que mejor te funciona, ¿te apuntas a viajar?
Se presenta como nómada, con diez años de experiencia explorando comunidades donde el desarrollo personal, comunitario, ecológico y artístico son los ejes principales. Ha trabajado en países como España, Rumania, Italia y Alemania y actualmente vive y viaja en su furgoneta “Samsara” co-diseñando proyectos regenerativos y residencias artísticas para zonas rurales, organizaciones y ecoaldeas. Todo lo que hace está ligado a su propósito: “conectar a la gente consigo misma, con las demás y con la naturaleza a través de la experiencia de comunidad”.