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¿Te ha llamado la atención el título de nuestro artículo?
Quizás necesitas tomar alguna decisión importante en las próximas semanas o simplemente estás trabajando desde hace tiempo en que tus decisiones estén cada vez más conectadas con tus valores, tus prioridades y lo que es importante en tu vida. Sin duda alguna las decisiones que tomamos van perfilando la persona que somos y la vida que estamos creando. Lo más fascinante de todo es que estamos tomando decisiones todos los días de nuestra vida. Es decir, cada día tomamos decisiones que nos acercan o alejan de la persona que queremos ser.
Pueden ser decisiones rutinarias, que no requieren mucho análisis o energía por nuestra parte. Pueden tener repercusiones solo para ti (sin obviar que todo y todos estamos conectados) o en el contexto en el vives. Pueden ser decisiones que requieren de toda tu atención por su urgencia, gravedad o novedad. Sea como sea, podríamos decir que todas tienen algunas características en común dependiendo de su relevancia, impacto, frecuencia, naturaleza y reversibilidad.
En cuanto a la relevancia de nuestras decisiones, está claro que no todas requieren la misma cantidad de recursos por nuestra parte ni son igual de importantes. Si así fuera, para cada momento del día sería todo un dilema: la hora a la que despertarnos, la ropa que ponernos, cuándo asearnos, qué desayunar, si ir en autobús o en bici al instituto, y así sucesivamente. Algunas respuestas están automatizadas o no precisan de tanta energía para ejecutarse, afortunadamente. Sin embargo, hay otras decisiones que requieren de una atención especial por lo mucho que pueden determinar la dirección de nuestro futuro. Los amigos que elegimos, cómo decidimos emplear nuestro tiempo de ocio o qué carrera/formación llevar a cabo son solo algunos ejemplos.
En lo que se refiere a su impacto, todas nuestras decisiones tienen unas consecuencias en nuestras vidas y las vidas de otros. Más evidente o menos, más directo o menos, pero las decisiones que tomamos siempre tienen una consecuencia.
Por otro lado, la frecuencia del tipo de decisiones que tomamos es también una de esas características en común. Por ejemplo, todos los días elegimos qué ropa ponernos, pero no todos los días (presumiblemente) elegimos a alguien como pareja.
En cuanto a su naturaleza, algunas decisiones las tomamos únicamente nosotros y otras las tomamos como parte de un grupo. Y en función de su reversibilidad, nuestra atención también se acentuará más si pensamos que las consecuencias no son reversibles.
Nuestra intención hoy es ayudarte a comprender mejor qué procesos se ponen en marcha cuando tomas decisiones y apoyarte ofreciéndote diferentes enfoques a la hora de tomar decisiones de una forma más holística, alineada y responsable que reflejen la persona que eres.
Normalmente, solo nos enseñan a utilizar nuestra mente a la hora de tomar decisiones. O sea, a evaluar ventajas e inconvenientes de una manera muy racional. Sin embargo, hay muchas otras fuentes de sabiduría internas con las que podemos contar a la hora de tomar decisiones. A esto es a lo que nos referimos con aprender un enfoque más holístico.
Por ejemplo, si quieres hacer frente a una decisión desde un enfoque más racional te proponemos lo siguiente:
De esta forma, si estás atascado con una decisión en particular, puedes utilizar un método visual y racional para que te ayude en tu proceso de toma de decisión.
Otro enfoque menos fomentado es el intuitivo, emocional y corporal.
¿Cómo me siento tomando esta decisión? ¿Qué me dice mi cuerpo cuando me imagino en esa situación? Estas son algunas de las preguntas relacionadas con este enfoque.
En este caso, nos referimos a otro tipo de actitud y de escucha. Nos referimos a dar espacio a otras fuentes de sabiduría a las que no atendemos normalmente pero que juegan un rol en nuestras decisiones incluso cuando no somos conscientes de ello.
Nuestra propuesta aquí tiene que ver con visualización y sentir:
Estos 2 enfoques, entre muchos otros, se complementan el uno al otro y nos ayudan a ver la situación desde diferentes ángulos.
Que nuestras decisiones estén alineadas quiere decir que estamos conectados con nuestras necesidades, nuestros valores, nuestras prioridades en la vida y lo que es importante para nosotros. Sin embargo, podemos encontrarnos con algunas dificultades en este sentido y, por eso, es importante aprender a crear nuestros propios antídotos.
Hoy vamos a ver juntos las dificultades más frecuentes y el antídoto que te proponemos:
No sé si te ha pasado alguna vez hablando un idioma extranjero que no te acuerdas de una palabra aunque tienes la certeza de que sabes de qué palabra se trata.
A veces, es bueno decirse “voy a dejar esto en mi nube”.
¿Qué quiere decir esto? Dejar algo en la nube es una manera de tener presente tu intención de descubrir la palabra (en este caso) sin meterte presión, respetando el proceso de tu mente y tu cuerpo para recuperarla.
Quizás el mismo día, al rato o después de unos días… ¡llueve! La nube se convierte en lluvia y de repente te viene la palabra que querías utilizar.
Pues lo mismo ocurre con algunas decisiones. A veces, nos toca hacer nuestra parte: analizar racionalmente, escuchar nuestro cuerpo y nuestras emociones, preguntar a otros, investigar y leer, etc. Y, a veces, simplemente hay que dejar nuestra decisión en una nube conscientemente, para que llueva una vez estemos listos para integrar la respuesta.
En este apartado vamos a reflexionar un poco sobre lo que significa ser responsables y qué es esto de adueñarnos de nuestras decisiones.
Al final nosotros somos los artífices de la vida que vamos a crear. Esto se hará todavía más presente cuando te emancipes.
Seguro que te suena el término emancipación. Para los que no, se trata de alcanzar un estado de autonomía en la vida en el que, aún conscientes de las interdependencias/interrelaciones con otras miembros de la sociedad, una persona se percibe como con la capacidad de “sostenerse sobre sus propios pies”.
Esto irá viniendo con el tiempo, pero no solo el tiempo es suficiente. Muchas personas adultas siguen viviendo sus vidas como si otras personas fuesen responsables de todo lo que les pasa. Sin embargo, abrazar una actitud responsable te hará tomar consciencia de tu poder interno.
El ejercicio que te proponemos aquí es un ejercicio para toda la vida:
Aprender a aceptar lo que no está en nuestra mano,
Estar adueñados de la parte que está en nuestra mano cambiar,
Y aprender la diferencia entre lo uno y lo otro.
Alex es community manager, psico-terapeuta, formador y facilitador. Sus grandes aportaciones han sido realizar proyectos de cooperación internacional en Senegal, Costa Rica e India; programas de acompañamiento juvenil, educación emocional y experiencial en España; y coordinar la comunidad de expatriados más grande del mundo desde Alemania. Su misión es crear espacios donde los jóvenes puedan conectar con quiénes son, sus talentos y su manera de contribuir en el mundo de una forma sostenible.