La única forma de evitar las críticas es no hacer nada, no decir nada, no ser nada.
Elbert Hubbard
Una de las habilidades de comunicación más difíciles de aprender es cómo manejar la retroalimentación o feedback. Ya sea para darla o para recibirla, puede suponer tanto una oportunidad como un peligro. La retroalimentación que se maneja de manera adecuada se vuelve constructiva y brinda información sobre lo que funciona y lo que no.
Nos suele gustar escuchar lo que es coherente con nuestros propios puntos de vista y resistirnos a las ideas contrarias a las nuestras, entrando en algunas ocasiones en ese famoso juego de llevar la razón. Una de las razones por las que tendemos a resistirnos a la retroalimentación es que una buena parte de la imagen que tenemos de nosotros mismos se basa en cómo nos ven los demás, por lo que cuando descubrimos que alguien nos ve con poca luz, es posible que nos sintamos tristes o frustrados.
Sin embargo, en el entorno actual, que cambia rápidamente, nuestra capacidad para adaptarnos, cambiar y crecer como resultado de la retroalimentación es cada vez más importante. En las escuelas, universidades, empresas y organizaciones dar y recibir retroalimentación es una de las habilidades más valoradas. Debemos aprender a aceptar y dar la bienvenida a la retroalimentación crítica como un vehículo para aprender y crecer.
Antes de empezar a verlo en profundidad, párate y pregúntate si un verdadero amigo siempre debe estar de acuerdo con lo que piensas, pase lo que pase, o si la verdadera amistad también se trata de ofrecerse como un “espejo” el uno al otro. Ofrecer un espejo nos puede ayudar a ver si estamos atrapados en viejos patrones que ya no sirven, donde seguimos haciendo lo mismo y, por lo tanto, obteniendo los mismos resultados.
En este mundo ajetreado el don de dar una retroalimentación crítica y constructiva y “ofrecer un espejo” es precioso, ya que a menudo es más fácil evitar, juzgar o alejarse de algunas personas o incluso de nosotros mismos.
El feedback o es una forma de mejorar las relaciones interpersonales y garantizar el buen funcionamiento entre las personas.
Como escribe el visionario Miki Kashtan, «la retroalimentación es el mecanismo de aprendizaje que existe en la naturaleza y en todos los sistemas humanos si lo tenemos dormido».
¡Y si es así, despertemos esta habilidad!
¿A qué me refiero con esto? En sistemas complejos y dinámicos como somos los seres humanos o los colectivos sociales, que estamos diseñados para depender de fuertes mecanismos para funcionar sin problemas y alcanzar un cierto grado de bienestar, la falta de mecanismos para dar y recibir retroalimentación puede causar graves daños emocionales, físicos y mentales. Necesitamos saber cuándo las cosas están funcionando bien y cuándo no. Somos seres sociales. Nosotros, y nuestros grupos, literalmente, necesitamos retroalimentación para sobrevivir.
Si te paras a pensar, estamos constantemente dando feedback sobre las cosas que hacemos. La mayoría de las aplicaciones que utilizamos con el móvil tienen varias opciones para que les des retroalimentación y de esta manera puedan funcionar mejor basándose en las necesidades del usuario (nosotros mismos). Ya damos retroalimentación de manera consciente e inconsciente, la verdadera sabiduría reside en saber hacerlo de una manera adecuada. La retroalimentación es complicada. Desafortunadamente, muchos de nosotros estamos integrados en sistemas que dependen del castigo y la recompensa para obligar a las personas a seguir las reglas. Esto puede hacernos reacios a decirnos cuando las cosas no parecen ir bien. Requiere la mejor autoconciencia, empatía, confianza y habilidades de comunicación que podamos reunir. Lee algunos de nuestros artículos y explora cuál te pueden llegar a servir: este o este.
Tampoco dejes de echarle un vistazo a este libro: Giving and receiving feedback (Patti Hathaway).
Miki Kashtan, una de las grandes expertas en retroalimentación y comunicación no violenta, recomienda que consideremos cinco componentes esenciales cuando hagamos retroalimentación, sobre todo en nuestros grupos. Piensa en alguno de tus grupos sociales (puede ser tu familia, amigos, tu equipo de deporte, tu grupo de clase) y reflexiona sobre estas preguntas:
La retroalimentación o feedback, como he mencionado al principio del artículo, es de las habilidades más complejas de gestionar y aprender, pero si conseguimos cultivarla con paciencia y constancia, será una de las habilidades más preciadas.
Las palabras son, en mi no tan humilde opinión, nuestra más inagotable fuente de magia, capaces de infligir daño y de remediarlo.
Albus Dumbledore, en Harry Potter y la piedra filosofal
Se presenta como nómada, con diez años de experiencia explorando comunidades donde el desarrollo personal, comunitario, ecológico y artístico son los ejes principales. Ha trabajado en países como España, Rumania, Italia y Alemania y actualmente vive y viaja en su furgoneta “Samsara” co-diseñando proyectos regenerativos y residencias artísticas para zonas rurales, organizaciones y ecoaldeas. Todo lo que hace está ligado a su propósito: “conectar a la gente consigo misma, con las demás y con la naturaleza a través de la experiencia de comunidad”.