Los niños y jóvenes son asiduos a la nuevas nuevas tecnologías y, en ocasiones, el uso excesivo de dispositivos digitales y móviles están convirtiéndoles en personas menos activas. Existe así, una separación entre tecnología y deporte que, a priori, puede parecer irremediable.
Hacer ejercicio, dormir bien y limitar la exposición a las pantallas: estas son las tres principales recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para un niño sano.
Muchos artículos presentan los dispositivos móviles como drogas duras para los niños, y, en cierta medida, cada vez son más los niños y jóvenes que presentan síntomas de adicción o dependencia a las nuevas tecnologías. Las múltiples actividades que tienen lugar a través de dispositivos fomentan la adicción porque todos los estímulos que producen ocasionan descargas de dopamina, auténticas píldoras de placer que acaban siendo adictivas.
La progresión fulgurante del número de horas que los jóvenes pasan delante de una pantalla explica también el aumento masivo del sedentarismo. Pasar dos o más horas al día frente a una pantalla está relacionado con trastornos de aprendizaje, cognitivos, psicológicos y de comportamiento. Además de la preocupación que esta situación provoca en padres, educadores y sociólogos, la pregunta es cómo alcanzar el equilibrio para sacar partido a los avances de la tecnología sin renunciar a los beneficios de la actividad física, ya que a esas alturas todos somos conscientes de que los dispositivos móviles han venido para quedarse.
El deporte, al igual que la risa o la música, es una actividad universal. Está omnipresente en nuestra vida cotidiana, aunque en algunos casos solo sea en los medios de comunicación. Además de sus beneficios para la salud física y mental, tiene un importante carácter educativo y otras muchas ventajas transversales que ya nadie pone en duda. Actualmente, se encuentra confrontado a un fuerte competidor: la pantalla, que también se está convirtiendo en actor protagonista de la vida humana y parece posicionarse como la antítesis de la actividad física, y por ende del deporte.
No es necesario renunciar a la tecnología. Practicar deporte no tiene por qué implicar una renuncia a las tecnologías, sino que hay que compatibilizar ambas actividades. Este desafío puede ser objeto de una mayor atención por parte de los desarrolladores con el fin de poner la tecnología al servicio del deporte y reconciliar dos campos que no conviene contraponer.
Se sabe ya que la inteligencia artificial permite implantar fórmulas que ponen los avances tecnológicos al servicio de muchas actividades y proyectos. Para luchar contra el sedentarismo en niños y jóvenes es más que probable que se puedan inventar y promover nuevos medios que inciten a la práctica de actividades físicas y deportivas mediante el juego u otras formas lúdicas renovadas y con el apoyo de las nuevas tecnologías. El fomento del deporte por vía digital es una alternativa interesante.
¿Diseñar experiencias concretas para reconciliar una actividad milenaria con los medios del futuro? Es algo que ya sucede porque el futuro ya está aquí, en muchos sentidos:
Las aplicaciones que ya existen para estimular la práctica del deporte, facilitarla o perfeccionarla están a la orden del día. Y aunque el objetivo no es que nuestros jóvenes hagan deporte con la mirada puesta en sus smartphones, tendremos que recurrir al famoso refrán “si no puedes con tu enemigo, únete” para que tengan una vida sana… y conectada ¡si no queda más remedio!