El inicio de las relaciones esté romantizado, pero no siempre es de color de rosa. Sobre todo, las relaciones de tipo romántico, con emociones y rituales de comienzo asociados al ideal de pareja de las películas, tienen más papeletas de desestabilizarnos emocionalmente, por toda la importancia que le damos como sociedad y la intensidad con la que pueden vivirse.
Si quieres reflexionar más sobre las diferentes formas de vincularse a las personas y las diferencias sociales entre relaciones románticas y no-románticas, no puedes dejar de leer este artículo.
El inicio de una relación puede ser duro para muchas personas, puede remover muchos fantasmas interiores. Es importante afrontarlo con reflexión y serenidad, pues es el momento de elegir quedarse o irse. Cuando afloran emociones potentes es difícil no lanzarse al vacío con los ojos vendados, por eso traigo algunos puntos para reflexionar sobre si realmente “es ahí”.
Seguro que te suena la metáfora de la mochila. A las personas se nos suelta en este mundo y nos vamos encontrando con piedras por el camino, dificultades, experiencias dolorosas… Las vamos cargando en la mochila y ésta va pesando. Cuando nos encontramos con otras personas en nuestra vida, estamos nosotras y nuestra mochila de experiencias previas.
Cuando conocemos a alguien y nos implicamos emocionalmente, nos asaltan los miedos y las inseguridades. Se suelen dar dos caminos diferentes por los que aparecen:
Aquí están latentes el miedo al abandono y el miedo al rechazo, las joyas de la corona de las heridas de la infancia, son tan comunes que no debes preocuparte por nada si te sientes reflejado o reflejada. Somos seres humanos y somos vulnerables, está bien así. Si sientes que te generan mucho malestar o sufrimiento estas dinámicas, recuerda buscar ayuda profesional o pedir ayuda a personas de tu entorno.
El miedo es algo natural a la condición humana. No tiene sentido ignorarlo sino escucharlo, acogerlo y aceptarlo. El miedo tiene una función y nos está dando información de nuestro momento vital. Es importante estar bien con nuestra vida para no temer tanto que se vaya esa persona y entonces se quede vacía.
Cuando siento miedo, para no paralizarse y acomodarme en la no-acción, a mí me sirve recordar la siguiente ilustración:
¿Estoy buscando a otras personas para suplir algo que me falta o porque de verdad me apetece invertir en construir en esa relación?
¿La persona que tengo enfrente es alguien que me gusta realmente o alguien que quiero que me elija, que me mire, que me llame?
Cuando conectamos con las personas tan profundamente como en las relaciones de pareja, en la forma en la que afrontamos esta situación se puede observar nuestro estilo de apego.
Apego evitativo y apego ansioso, los más comunes son, en realidad, dos caras de la misma moneda, pues ambas se relacionan desde el miedo.
Es importante mantener en mente que no tengo que hacer nada para que las cosas funcionen, que el mejor filtro es ser como soy, mostrarme como me apetece realmente, sin miedo a espantar o alejar a la otra persona. Porque si para esa persona yo “soy un no” es que esa persona “es un no” para mí.
Ojo con idealizar a las personas, de primeras sólo vemos lo que nos interesa ver, no veo a la persona sino la boda y los hijos o hijas, miro solamente hacia los lugares que me hacen pensar que encajamos. Cuidado con el deseo de que el olmo dé peras, de que una persona que “es un no”, “sea un sí”.
Ojo con engancharse a la intensidad de las emociones insanas, cuando lo que funciona es algo más tranquilo, que va solo. El “drama” viene de querer algo que la otra persona no te da y así mantener una tensión continua, un anhelo.
Para que una persona “sea un sí” tiene que haber coherencia entre lo que se dice y lo que se hace y un equilibrio entre lo que das y lo que recibes, pues es la única forma de florecer.
¿Qué y cómo demandamos en nuestras nuevas relaciones interpersonales? Se crece mucho en una relación cuando se comunican abiertamente las preferencias y deseos, pues así podremos disfrutar más y mejor con (y de) la otra persona. Es importante que las peticiones sean claras, específicas y compasivas.
Es esencial que tus necesidades estén satisfechas en cualquier relación. Pero si no nos comunicamos, no podremos adivinarlas, pues cada persona es un mundo.
Una necesidad es algo importante para tu bienestar y tu salud. Pero no se trata solo de comer y beber agua. Queremos vivir, no sobrevivir. Las personas necesitamos amor y conexión, construir relaciones que nos sostengan y nos hagan bien, esto nos hace seres humanos, ni débiles ni tóxicos.
Comunicar nuestros límites, considero que es la única manera de establecer vínculos sanos y de confianza con el resto. Pero para profundizar en este tema, te recomiendo este artículo.
Desde el principio de las relaciones es muy positivo crear una comunicación honesta, vulnerarnos comunicando nuestras preferencias, necesidades, límites y miedos.
Como dice el refrán, Roma no se hizo en un día, y las personas tenemos mucho que trabajarnos para estar a gusto con nosotras mismas y con el resto, vinculando de manera respetuosa, honesta y amable. Así que aprovecha la oportunidad de una nueva relación para observarte, los pensamientos y emociones que aparecen, las dinámicas que se crean con la otra persona… Cuánto más nos conozcamos, más fácil será regularnos.
¡Hasta la próxima!
Psicóloga y acompañante de personas en situación de vulnerabilidad: experiencia con menores en riesgo de exclusión social, migraciones, diversidad funcional y colectivo LGBTIQA+. Amante de todas las formas de vida, su misión es crear espacios sostenibles. Cooperante y gestora en proyectos de agroecología y protección animal. Escritora y fotógrafa en búsqueda de aprendizajes. “Cualquier momento es bueno para la ternura”.