La Navidad suele ser un momento esperado del año, una época mágica, llena de alegría y amor. Sin embargo, para muchos de nosotros, la navidad también puede suponer un momento de estrés o de desafío. Por ello, es necesario atender a las presiones sociales y las creencias asociadas a ella para reducir el posible malestar que puede generar.
Una de las principales señales que nos indica que se acerca la navidad, la encontramos en las calles de las ciudades o pueblos en los que vivimos. Todo se llena de luces y decoración navideña, así como de estímulos que nos incitan a comprar y formar parte de todo este movimiento.
Inconscientemente, asumimos la idea de que la felicidad está directamente relacionada con la cantidad de regalos que hacemos o recibimos, la cantidad de eventos (comidas, cenas, encuentros) que realizamos o el nivel de decoración que invade nuestros hogares. Creemos que gastar una gran cantidad de dinero en un regalo significa una gran muestra de cariño o afecto. Sin embargo, la verdadera esencia de un regalo no reside en su precio, sino en la intención y el cariño que hay detrás de él.
Estas ideas hacen que dejemos a un lado que lo esencial reside en compartir momentos significativos y conectar con las personas que tenemos a nuestro alrededor.
Alternativa. Al ser conscientes de esto, podríamos poner el foco en buscar otras formas de expresar nuestro cariño y, en vez de hacerlo a través de regalos caros, hacerlo compartiendo tiempo juntos o con regalos simples, llenos de significado, que tengan un impacto más profundo.
Aunque la Navidad se presenta como un momento de reencuentros, es posible que nos sintamos solos o alejados de esos sentimientos de unión. La ausencia de seres queridos o la sensación de no encajar en estas expectativas pueden ser motivo de ello. Es importante tener presente que por ser navidad no tenemos que forzarnos a sentir únicamente cosas positivas y obligarnos a que todo esté bien. Cada uno tenemos nuestro propio proceso y circunstancia y no elegimos el momento en el que se da.
Alternativa. La conexión con los demás se puede realizar de diversas formas y no siempre significa estar físicamente presente. Podemos compartir momentos a través de videollamadas, participando en actividades comunitarias o realizando eventos solidarios. También es importante dedicar tiempo de calidad a nuestro propio cuidado, a hacer lo que nos gusta y disfrutar de ello.
La postal navideña perfecta que encontramos en las películas y redes sociales a menudo no refleja la realidad. Las expectativas poco realistas nos llevan a compararnos, a sentir que no estamos a la altura y, en consecuencia, a tener sensaciones de desilusión. Cada situación, cada familia y cada encuentro son únicos, no hay un estándar de lo que debería ser la Navidad y la mayoría de las cosas que vemos o nos enseñan difieren mucho de la realidad.
Alternativa. Es esencial dejar a un lado el empeño en que todo sea perfecto y disfrutar de la autenticidad, apreciar las imperfecciones y lo único de cada situación. La magia de la que hablábamos al principio, se encuentra en esa autenticidad de las personas y las experiencias que compartimos, sin tener que cumplir expectativas o imágenes irreales.
Alternativa. Los desacuerdos son normales. La empatía, la comprensión mutua y una convivencia desde el respeto pueden ayudar a suavizar las tensiones. También es válida la opción de evitar momentos incómodos para superar estos desafíos.
Alternativa. Los desacuerdos son normales. La empatía, la comprensión mutua y una convivencia desde el respeto pueden ayudar a suavizar las tensiones. También es válida la opción de evitar momentos incómodos para superar estos desafíos.
Así como en los deportes, donde cada miembro del equipo tiene un papel único, en las relaciones también formamos equipos. Durante la navidad es común evitar la discusión en la búsqueda de la «pareja perfecta», cayendo una vez más en las expectativas poco realistas. La sociedad a menudo nos impone estas creencias navideñas, fomentando la ilusión de que todo debe ser perfecto. Al igual que en un equipo, es esencial reconocer que cada individuo contribuye de manera única y que la diversidad de pensamientos y emociones puede ser una fortaleza en lugar de una debilidad. La presión de estar en sintonía en todo momento puede generar conflictos innecesarios y más tensión. Escuchar, comprender, y aceptar las diferencias es esencial para construir relaciones sólidas.
Alternativa. Comunicación abierta y transparente. Es esencial aceptar que no siempre vamos estar de acuerdo en todo y buscar espacios para hablar desde el respeto mutuo y la comprensión.
La Navidad no debería ser motivo de estrés y ansiedad. Por ello, propongo aceptar las diferencias y centrarnos en lo que realmente importa. Vamos a convertir estas «crisis navideñas» en oportunidades de crecimiento personal y conexión con los demás. Vamos a encontrar esa magia en la comunicación positiva y la aceptación de discrepancias para construir relaciones saludables basadas en el amor, la comprensión, el apoyo mutuo y el autocuidado.
Alba es psicóloga sanitaria y ha realizado un máster de migraciones internacionales, salud y bienestar, además de proyectos de cooperación en Senegal, con menores en riesgo de exclusión social así como talleres con refugiados e hijos víctimas de violencia de género. Trabaja como psicóloga en una ONG con niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad dando un servicio de atención terapéutica y realizando actuaciones de sensibilización y asesoramiento para la prevención de la violencia y la promoción de la salud mental. Su misión es conseguir el bienestar de la persona, la promoción de una sociedad inclusiva e intercultural y el desarrollo integral de las personas más vulnerables.