Vivimos en un círculo vicioso. Estamos aburridos porque tenemos muchos estímulos, así que necesitamos más y más estímulos para evitar el aburrimiento.
Sandi Mann en “El arte de saber aburrirse”
En esta sociedad de ritmo tan frenético es una emoción compartida la de que faltan horas en el día para hacer todo lo que tenemos que hacer a nivel de responsabilidades y todo lo que desearíamos hacer por ocio, ¡cuánto nos cuesta parar! Sentarse y no hacer nada, ¿qué te parece?, ¿crees que estarías “perdiendo el tiempo”?, ¿crees que para el desarrollo del cerebro es necesario estimularlo constantemente con todo tipo de actividades?
Incluso teniendo tiempo libre, a veces nos empeñamos en rellenarlo con miles de tareas o actividades diferentes, terminando con agendas ocupadísimas. A esto se suma la problemática de que cada rato que tenemos de sentarnos a descansar o esperar, cogemos inmediatamente el móvil y deslizamos el dedo por la pantalla mirando historias de Instagram, leyendo grupos de Whatsapp, u otros usos de las redes sociales, ¿existe espacio para no hacer nada? Ay, luego suspiramos y decimos ”¡ojalá tuviese tiempo para aburrirme!”
No. En realidad, la experiencia de aburrimiento es algo que no se elige, porque causa sensación de malestar. Cuando decimos que nos gustaría tener tiempo de aburrirnos, en realidad nos referimos a tener tiempo libre para elegir libremente las actividades que queremos realizar, para reposar y descansar el cuerpo y la mente.
Asociamos el aburrimiento a no hacer nada pero también nos aburrimos cuando hacemos cosas, como un trabajo que no nos interesa o escuchar a un profesor hablar de algún tema que no nos gusta, o con un libro o película que he empezado a ver pero finalmente es un rollo tremendo. El aburrimiento es diferente de tener tiempo para conectar conmigo y con las cosas que me gustan y me airean de mis responsabilidades.
Si me gustaría tener tiempo para aburrirme será que ya me aburro haciendo cosas de las que no disfruto en mi día a día. Cuando elijo voluntariamente no hacer nada no estoy aburrida, igual que si elijo hacer algo. Sin embargo, cuando no elijo no hacer nada (y lo que me gustaría es estar haciendo algo) ni elijo hacer lo que estoy haciendo porque es una obligación, es entonces cuando me aburro.
El aburrimiento es una emoción de frustración cuando estamos buscando algo que nos atraiga y nos satisfaga y no lo encontramos. Es algo diferente de la ociosidad, del disfrutar de tiempo de inactividad o de actividades diferentes a las tareas que normalmente abarcamos en el día a día.
El aburrimiento hace que el tiempo pase lentamente y podemos llegar a sentir ansiedad por llenar el vacío que está causando. Cuando empezamos a entrar en la sensación desagradable de aburrimiento, empezamos a buscar la forma más sencilla de entretenernos, de ahí que muy probablemente cogemos el teléfono móvil para rellenar o vamos a buscar comida basura a la despensa, es decir, caemos en hábitos que no son saludables. De hecho, se ha demostrado que las redes sociales son, en general, un factor estresante y no un momento de relajación y desconexión que nos proporcione limpieza mental.
Además, existe una gran industria del entretenimiento, como todas las plataformas de series, con oferta de todo tipo para todos los gustos, porque no nos gusta aburrirnos.
Se ha demostrado que el tiempo libre en reposo es una oportunidad de aumentar los niveles de creatividad, la productividad y el compromiso con las tareas. El cerebro necesita un descanso y es su forma de reponer la atención y la motivación.
Además, es muy saludable y necesario para nuestra salud mental buscar momentos de relax. ¡Pero no olvidemos que este descanso tiene que ser elegido!
¡Elige entretenimientos saludables! Párate a escucharte para conocer las actividades de las que realmente disfrutas al invertir tu tiempo. Para eso, primero hay que dejar un espacio y un momento para pensar, reflexionar sobre en qué inviertes tu tiempo y qué te aporta realmente, qué te satisface, qué te gustaría probar y hacia dónde dirigirte. ¡Atrévete a pensar, puede liberarte del aburrimiento! Y atrévete también a cambiar, a actualizarte, porque quizá actividades que te entretenían durante un tiempo, ahora ya no te aportan.
Para mí, un concepto fundamental que me ayudó a estar en pausa y respetar mi descanso mental y físico, fue el de vivir el momento presente, del que hablo en este artículo.
Quédate con que lo importante es descansar y conectar contigo, no aburrirte ni entretenerse con cualquier cosa de fácil acceso pero que no te aporta nada ni te hace bien.
¡Hasta la próxima!
Psicóloga y acompañante de personas en situación de vulnerabilidad: experiencia con menores en riesgo de exclusión social, migraciones, diversidad funcional y colectivo LGBTIQA+. Amante de todas las formas de vida, su misión es crear espacios sostenibles. Cooperante y gestora en proyectos de agroecología y protección animal. Escritora y fotógrafa en búsqueda de aprendizajes. “Cualquier momento es bueno para la ternura”.