Buenos días Lucía, queríamos conversar contigo sobre tu experiencia con The Lemon Tree Education y el año que pasaste estudiando en Canadá.
¿Querrías decirnos, en primer lugar, qué te hizo decidir estudiar un curso en el extranjero?
– “Mi padre había estudiado en el extranjero en su momento y siempre nos había dicho lo bueno que había sido para él. Cuando me propuso la idea me atrajo, me apetecía mucho aprender cosas nuevas y decidí tomármelo como una aventura, para cambiar un poco de aires y salir de la rutina del mismo colegio y las mismas cosas… En fin, por hacer algo diferente.”
¿Qué curso hiciste?
– “4º de la ESO.”
¿Qué destino elegiste y por qué?
– “Elegí Winnipeg, en Canadá. En principio me apetecía más Canadá que Estados Unidos por el tema del deporte y también por los inviernos, que son tan especiales. En Winnipeg se congela el río en invierno y me apetecía patinar sobre hielo. Bueno, no fue la razón principal, pero me parecía un gran atractivo”.
¿Cómo fue el proceso para prepararte? ¿Qué cosas tuviste en cuenta?
– “Mis padres me ayudaron mucho a pensar en todas las razones positivas y a mentalizarme de que yo iba a tener que organizarme sola para muchas cosas. La verdad es que iba con muchas ganas y muy decidida a poner todo de mi parte para conseguir que todo me saliera bien. También me preparé para el frío porque eso es algo que hay que tener muy en cuenta en Canadá, no es un detalle menor. Me decía a mí misma que todo lo que me iba a pasar allí solo me iba a pasar una vez en la vida y que tenía que valorarlo y aprovecharlo.”
¿De qué cosas te diste cuenta ya en destino que no habías previsto?
– “Pues por lo pronto no había previsto que tendría que cambiarme de familia al poco tiempo de llegar. Es algo que surgió y fue inesperado. Pensaba que la familia sería perfecta a la primera, pero no fue así. Tampoco es que fuera muy mal, pero no estaba muy a gusto, era gente mayor muy independiente, no me sentía demasiado arropada y además estaban un poco lejos de todo. Pero en seguida The Lemon Tree intervino para solucionarlo y me pude cambiar al mes de llegar, pero todo de buenas maneras, no hubo ningún problema, solo que no encajábamos.
– Creo que tampoco estaba muy preparada en el tema de ser independiente, a la hora de ir sola a los sitios, por ejemplo. Me costó un poco adaptarme a usar muchos transportes públicos y cosas así porque yo estaba acostumbrada a que me llevasen a todas partes.”
¿A qué se debió el cambio de familia?
– “Me cambié al cabo de un mes. Como he dicho eran personas mayores, muy poco afines a mí y hacían una vida muy individualista, al margen de mí. Yo estaba acostumbrada a la vida de familia y hubo un cumulo de cosas, no graves, pero que me hicieron decidir cambiar. Se lo comuniqué a The Lemon Tree y me ayudaron en seguida. En una semana ya me había cambiado a otra familia que, la verdad, era genial. Eso también me sorprendió porque esa familia tenía un perfil que nunca hubiera elegido en mis criterios (por ejemplo, yo no quería mascotas) y sin embargo encajé con un montón de cosas que no podía haber imaginado. Es más, les quiero muchísimo e igual vuelvo el próximo verano. Me gustó porque fueron cosas nuevas que enriquecieron mi experiencia y me di cuenta de que algo que, en principio, puedes pensar que no te conviene, en realidad no te disgusta e incluso te acostumbras.”
¿Por qué elegiste familia mejor que residencia o piso compartido?
– “La familia me parece muy importante en el día a día y pensé que aprendería mucho más de la cultura, la vida cotidiana, las costumbres que sola por mi cuenta o en un piso con otros estudiantes extranjeros. Creo que vivir con una familia completa mejora el aprendizaje. Ves puntos de vista que no verías desde fuera.”
¿Qué recuerdas del alojamiento? ¿Qué es lo que más te costaba?
– “Me costó acostumbrarme a quitarme los zapatos al entrar en la casa y a la moqueta. Me costó habituarme y me resultó incómodo hasta el final, pero también lo haces porque es lo que se hace y no te lo cuestionas. Por lo demás, nada más que destacar.”
¿Por qué elegiste The Lemon Tree para organizar y tramitar tu estancia?
– “Había estado en campamentos de verano con ellos anteriormente y me parecía importante para una estancia de un año contar con una organización que fuera un verdadero mediador, alguien que te ayudase aquí, pero también allí. Ni yo, ni mis padres podíamos organizarlo todo y ellos son especialistas en eso, y se aseguran de que todo va a ir bien y si surge algún problema hacen todo para solucionarlo de la forma más rápida posible. Tengo amigas que tienen experiencias con otras organizaciones y por lo que me cuentan la diferencia es abismal. Consejos, charlas, preparación previa, te ayudan muchísimo… Sientes como que hay alguien de confianza aquí y allí tanto profesional como personalmente.”
¿Cómo fue, en general, tu experiencia?
– “Me quedo con las partes buenas, pero también recuerdo que hay cosas que cuestan más. Mi experiencia fue buena, pero porque me mentalicé de forma positiva. Las cosas que una no se espera o a las que no estás acostumbrada hay que verlas como un reto, un aprendizaje, de la forma más positiva posible. Es verdad que el primer trimestre, antes de Navidad, es más duro porque tienes que adaptarte, pero después empieza a ir todo sobre ruedas. También con el idioma es más difícil al principio, pero en cuanto empiezas a expresarte mejor las cosas son más fáciles. Noté después de Navidad como era mejor la relación con la familia, con mis compañeras canadienses, con la gente en general… Hay un punto de inflexión en el que empiezas a sentirte mucho más integrada y todo empieza a resultarte mucho más familiar. Hay un momento incluso en que empieza a dejar de darte pena pensar en España y en lo que has dejado en casa; empiezas a dejar de echar de menos todo y acabas creando tu vida allí. Para mí es una de las mejores cosas que me han pasado, esa experiencia y lo recomiendo siempre. Te abre los ojos a cosas diferentes y eso es muy bueno.”
¿Qué diferencias más significativas destacarías con estudiar aquí?
– “El sistema educativo no es más fácil, pero es más llevadero. Aquí te dan un libro y te lo tienes que aprender; allí es más ameno, más práctico, más útil creo yo. También es bueno que allí puedas elegir las asignaturas que quieres y estudiarlas como quieras, coger las materias por el nivel que te conviene o poder ir variando de un semestre a otro. Básicamente, creo que la forma de enseñar es más efectiva e interesante.”
¿Qué tres cosas has aprendido en el terreno de las competencias? ¿Y en el terreno humano?
– “En materia de habilidades, he desarrollado un gran sentido de la orientación. Me aprendí los buses y los medios de transportes, sabía ir de un punto a otro por mis medios, sin agobiarme y sin ayuda, andaba por todas partes y recordaba por dónde había pasado. En España no tenía que moverme tanto, pero al llegar allí tenía que hacerlo sí o sí, y aprendí a manejarme.
– Creo que también desarrollé un sentido del compromiso. Me metí en un equipo de rugby y como había sido mi decisión, sabía que tenía que responder, que cumplir, pero no por deber, sino porque era lo correcto, a lo que me había comprometido.
– Después también creo que aprendí a saber estar con gente de distintos orígenes y distintas formas de ser, aprendí a no prejuzgar. En España quizás tengamos muchos prejuicios y yo los tenía también al llegar allí, en cierta medida, comportamientos que tenemos en España. Por ejemplo, dónde te sientas en el bus o cómo a veces evitas a gente… Pues allí aprendí a respetar a las personas, fueran quien fueran y eso me abrió los ojos sobre cosas de la cultura en España que antes no veía y que no son ni mejores ni peores, pero que no tendrían que limitarnos.
– También me doy cuenta de que he aprendido a hacer esfuerzos para motivarme a mí misma, a alentarme… Porque cuando eres libre de hacer o no hacer una cosa, solo depende de ti que la hagas o no, que te levantes y cumplas con lo que tienes que hacer. Así que me obligada, me imponía ciertas cosas… Eso te enseña a manejar tus problemas de forma individual, no puedes esperar que nadie te lo solucione.
¿Qué consejos le darías a un alumno que duda?
– “Que piensen en las cosas positivas, que lo que tienen en España no se va mover de ahí; que no se pierde nada sino que se gana; que les va a ayudar a crecer en la vida; que se arriesguen, que piensen en lo que van a aprender, pero que sepan que tendrán que esforzarse y adaptarse para lograrlo”.
¿Qué cualidades hay que tener para irse y aprovechar la estancia al máximo?
– “Tener ganas, tener mentalidad abierta para afrontar las cosas nuevas, sin prejuicios y con expectativas abiertas, con alegría. Hay que estar preparado para apreciar lo que uno se va a encontrar, aunque no sepa lo que es. No hay que comparar con España y no esperar encontrar allí lo que se deja aquí. Hay que estar dispuesto a la aventura”.