El estrés es una constante en la vida moderna, especialmente entre los jóvenes. Es una respuesta natural que nos impulsa a enfrentar desafíos y amenazas. Nos mantiene a salvo, pero también puede perjudicar nuestra salud física y mental. ¿Qué podemos hacer?
¡Convertir nuestros viajes en una herramienta para combatirlo!
El estrés activa nuestro sistema nervioso, aumentando la liberación de neurotransmisores como la adrenalina y el cortisol, lo que nos prepara para reaccionar ante situaciones de emergencia. Este mecanismo, aunque vital, se convierte en un problema cuando se dispara constantemente. Según Nuno Sousa, neurorradiólogo de la Universidad del Miño, el estrés positivo nos ayuda a aprender y prepararnos para futuros retos, mientras que el estrés negativo puede causar problemas serios, afectando áreas clave del cerebro como el hipocampo y la amígdala.
Viajar te permite salir de tu zona de confort y enfrentarte a nuevas culturas y situaciones. Esta exposición puede aumentar tu resiliencia y ayudarte a ver los problemas desde una perspectiva diferente, reduciendo así el estrés.
En Japón, por ejemplo, la práctica del shinrin-yoku o «baño de bosque» es una forma popular de reducir el estrés al conectar profundamente con la naturaleza. Caminar por un bosque, respirar aire fresco y observar el entorno natural puede ser extremadamente relajante.
La naturaleza tiene un efecto calmante comprobado. En lugares como Nueva Zelanda, la gente aprovecha sus hermosos paisajes para hacer senderismo y meditar. Encuentra parques, playas o montañas y dedica tiempo a estar en contacto con la naturaleza. Esto no solo te relajará, sino que también mejorará tu bienestar mental. En Islandia, los baños termales naturales son una excelente manera de relajarse y desestresarse mientras disfrutas de paisajes impresionantes.
La meditación y la atención plena son herramientas poderosas contra el estrés. En Tailandia, muchos turistas participan en retiros de meditación en monasterios budistas. Puedes empezar con aplicaciones de meditación guiada o simplemente reservar unos minutos al día para meditar en un lugar tranquilo. El yoga es una práctica común que combina ejercicios físicos con técnicas de respiración y meditación para reducir el estrés y mejorar la salud general.
Mantener una rutina de sueño, alimentación y ejercicio es crucial. Ciudades como Copenhague son ideales para los jóvenes viajeros que buscan una vida saludable. Aprovecha para practicar deportes al aire libre, como ciclismo o natación, y disfruta de la cocina local, que a menudo es fresca y saludable. En Italia, la dieta mediterránea, rica en frutas, verduras y aceite de oliva, no solo es deliciosa sino también beneficiosa para la salud mental y física.
Viajar solo puede ser una oportunidad para conocerte mejor, pero también es importante conectarse con otros. En hostales y eventos de intercambio, puedes conocer a otros viajeros con los mismos intereses. Compartir experiencias y consejos puede aliviar el estrés y hacer que tu viaje sea más enriquecedor.
Al final de tu viaje, tómate un momento para reflexionar sobre tus experiencias. Escribe un diario o simplemente piensa en lo que has aprendido sobre ti mismo y cómo has manejado el estrés. Esta reflexión te ayudará a aplicar lo aprendido en tu vida diaria y a enfrentar futuros desafíos con una mente más tranquila y resiliente.
Viajar no solo es una aventura, sino también una excelente forma de cuidar tu salud mental. Así que, la próxima vez que sientas que el estrés te gana, considera planear un viaje. No solo te ayudará a desconectar, sino que también te brindará herramientas y experiencias para gestionar mejor el estrés en tu vida diaria.
¡Viaja, explora y relájate! Tu mente y tu cuerpo te lo agradecerán.
Se presenta como nómada, con diez años de experiencia explorando comunidades donde el desarrollo personal, comunitario, ecológico y artístico son los ejes principales. Ha trabajado en países como España, Rumania, Italia y Alemania y actualmente vive y viaja en su furgoneta “Samsara” co-diseñando proyectos regenerativos y residencias artísticas para zonas rurales, organizaciones y ecoaldeas. Todo lo que hace está ligado a su propósito: “conectar a la gente consigo misma, con las demás y con la naturaleza a través de la experiencia de comunidad”.