Esta semana vuelvo para desmontar mitos sobre la amistad, con un listado de preguntas frecuentes basado en mi propia experiencia vital y las inquietudes que me han manifestado las y los jóvenes en sesiones de acompañamiento. Quédate hasta el final si quieres saber algunos trucos para manejarte bien en tus relaciones. ¡Al lío!
No existen una serie de cajitas en las que tenemos que cuadrar sí o sí las relaciones que tenemos con las personas. La etiqueta que le pongamos no marca lo que cabe o no cabe en esa relación, lo que tiene que incluir o tenemos que compartir, eso es algo que hablamos y decidimos entre las dos partes, y que podremos actualizar a lo largo del tiempo. Dos relaciones pueden ser completamente distintas, pero ambas sentirse como una buena amistad. Por ejemplo, algunas serán más de charlar, otras de reírnos y ayudarnos con las tareas…
Hace años tenía miedo de que la amistad fuese solo una fase de la infancia y adolescencia, porque no tenía referentes de personas adultas que dedicasen tiempo a cultivar sus amistades. Ahora sí las tengo, mi misma abuela tiene un grupo de amigas maravilloso con las que sale, comparte guisos y recetas, habla por teléfono para comentar la telenovela… la amistad nos sostiene en la vida en cualquier etapa.
Convivo con mis amigas por el gusto de compartir el día a día con ellas. Creo que desde fuera se ve como algo que elegimos por una cuestión económica (sale más barato pagar un piso entre varias personas) y no de preferencias, y se espera que en algún momento “asentemos cabeza” y nos mudemos con una pareja.
¿El paso a la adultez y la madurez ocurre cuando construyes un proyecto a largo plazo con una relación de pareja? ¿Y si no tienes pareja? ¿Y si ese proyecto “sale mal” has fracasado en la vida? ¿Vuelves a ser una persona inmadura? ¿Solo “sales adelante” construyendo de nuevo la vida en pareja con otra persona?
El tiempo es limitado, y requiere mucho esfuerzo mantener grandes relaciones de amistad con muchas personas. “Haz las cosas por placer y no por complacer”, es algo que aprendí de una muy buena amiga del colegio, pues teníamos el problema de decir que sí a compromisos con otras personas que no nos aportaban tanto y al final no nos dedicábamos el tiempo que nos gustaría… por eso, revisa tus compromisos, selecciona las relaciones que más te aportan y profundiza en ellas.
Al igual que todas las relaciones, pueden serlo o no. Tenemos que respetar la libertad del resto de personas a considerarnos amigas o amigos, independientemente de que para mí sí lo sean. Por otro lado, que ambas partes nos lo consideremos, no significará lo mismo para una parte que para otra, ni seremos igual de importantes en la vida de la otra persona, pues esto dependerá de nuestra experiencia personal, el momento vital en el que estemos, las prioridades que tengamos…
No, de hecho, no es algo tan habitual, pues la importancia de las relaciones depende de muchos factores, y que yo considere a alguien mi mejor amiga o amigo no significa que sea recíproco y yo lo sea para él o ella. Y no pasa nada, es bonito igualmente.
En cierto modo, mis “mejores amigas” de la infancia funcionaron como mis primeras novias, en el sentido de que seguían la misma “jerarquía” y era todo igual de intenso que en una relación romántica. Cuidado con esto, porque he visto como alumnas mías reproducían las mismas conductas tóxicas y controladoras de una relación romántica de violencia en una relación de “mejores amigas”.
Las amistades pueden durar tanto como las hagamos durar ambas partes, pero en el contexto inestable en el que vivimos, dificulta ese mantenimiento. Por otro lado, la tecnología puede ser nuestra aliada para acercarnos cuando estamos lejos.La mayor parte de las relaciones son pasajeras y se acaban, sí, independientemente de lo reales y profundas que hayan sido. Ya existen estudios sobre lo mucho que puede marcarte esta experiencia de ruptura. Se produce un duelo cuando esto pasa. Yo al menos recuerdo perfectamente el dolor cuando una examiga salió de mi vida…
¿Alguna vez una amiga o amigo te ha hecho un comentario que te ha destrozado o te ha ridiculizado en público? ¿Se han enfadado contigo por no invitarles a todos los planes, quedar con otros grupos de amistades, etc.? Las relaciones tóxicas son destructivas para una o las dos personas de la relación, y esa toxicidad no es exclusiva de un tipo de relación, sino que puede aparecer en cualquiera: parejas, amistades, compañeros y compañeras, familiares…
Si quieres saber más sobre este tema, te invito a escuchar este podcast tan interesante sobre amistades tóxicas (que está en Spotify) y que puedes también leer en este enlace.
Sí, sí, si queremos acercarnos a alguien desde la amistad también hay que mover ficha. Pon de tu parte porque forjar una relación íntima requiere ciertos esfuerzos, presencia, tiempo… La amistad parece más flexible y abierta, menos exigente, pero no os descuidéis… necesitamos cuidarnos y comunicarnos. También poner límites, como que no voy a estar disponible “siempre” para aquello que necesites y eso no me hace la peor amiga del mundo.
La amistad suele ser (o tiene el potencial para ser) ese espacio cómodo y seguro en el que expresar libremente nuestras inquietudes, compartir pensamientos, emociones…
Si quieres saber cómo cuidar a tus seres queridos te aconsejo que leas sobre la responsabilidad afectiva, la gran aliada de las relaciones saludables, sean del tipo que sean. Y si quieres saber cómo cuidarte a ti poniendo tus propios límites, te invito a leer sobre asertividad. Con ambas por bandera podrás mantener y crear amistades con profundidad y confianza en la comunicación, alimentando el crecimiento mutuo. Plantéate la siguiente pregunta: ¿qué buscas en las relaciones de amistad? Y a partir de ahí pon tus propios límites y muestra tus necesidades.
Ahora que sabes que puedes tener cierto control en la construcción de tu red afectiva, puedes plantearte cómo te gustaría que estuviesen de cerca o lejos los lazos con estas personas. Dibuja una nueva red afectiva “ideal” que te guíe para invertir más o menos energías en según qué relaciones que preferirías tener más cerca o más lejos, y plantéate como objetivo hacerla real.
Recuerda que, tanto para acercar como para alejar personas de ti, debes tener responsabilidad afectiva y optar por la comunicación asertiva de vuestras necesidades.
Amigas, amigos, ¡a construir y cuidar relaciones sanas!
Psicóloga y acompañante de personas en situación de vulnerabilidad: experiencia con menores en riesgo de exclusión social, migraciones, diversidad funcional y colectivo LGBTIQA+. Amante de todas las formas de vida, su misión es crear espacios sostenibles. Cooperante y gestora en proyectos de agroecología y protección animal. Escritora y fotógrafa en búsqueda de aprendizajes. “Cualquier momento es bueno para la ternura”.