Las huellas de las personas que caminan juntas nunca se borrarán.
Proverbio africano
Si eres de los que dedicas tiempo a este blog y sus diferentes entradas, estoy seguro de que eres un amante de los viajes, de las culturas o de ambas. Y si es tu primera vez leyendo un artículo en esta comunidad online, dale una oportunidad a este y déjate seducir por estas líneas.
Viajar lleva consigo siempre, de alguna manera, una transformación interna, una lección de vida o directamente un viaje interno para crecer y descubrir(se). De hecho, como podrás ver en este artículo, viajar es siempre un movimiento en ambas direcciones, hacia fuera y hacia dentro.
Tras muchos años viajando, montando proyectos de impacto social y de educación en comunidades por todo el mundo, he de reconocer que descubrir (seguro que una pequeña parte de) África y algunas de sus culturas ha sido sin duda una de las lecciones de vida más grandes y uno de los lugares que más me han transformado por dentro.
En palabras de uno de mis escritores favoritos, Ryszard Kapuscinski, en su libro “Ébano” (uno de los mejores libros que he leído en mi vida y que sin duda te recomiendo) donde narra los 30 años de viajes como periodista que hizo por África: “Este continente es demasiado grande para describirlo. Es un océano, un planeta aparte, todo un cosmos heterogéneo y de una riqueza extraordinaria. Solo por una convención reduccionista y por comodidad decimos ‘África’. En la realidad, salvo por el nombre geográfico, África no existe”.
Son muchas las historias, lecciones y filosofías que puedo contaros de mi experiencia por (países de) África. Pero en este artículo me gustaría centrarme en una las palabras que tienen otro significado en los países que he recorrido. Estoy hablando de la hospitalidad. En concreto, de mi experiencia en Senegal y la cultura de la Teranga.
Teranga, en la lengua más hablada de Senegal (el wolof) significa hospitalidad. De hecho, una de las frases o dichos que se dicen en Senegal cuando un invitado viene a casa es: “hoy usted es el dueño de mi casa”. La Teranga senegalesa es acoger a los desconocidos como amigos, a los extranjeros como hermanos.
En palabras de un amigo mío senegalés a la pregunta que le hice ¿Cómo puede ser que siempre haya gente nueva comiendo en tu casa? (al ver que vivían él, su mujer y sus dos hijos en una casa muy sencilla hecha de chapa metálica) fue: «amigo Sergio, siempre que haya algo de comer en mi casa todo el mundo está invitado. La alegría y felicidad de compartir tu comida con tus hermanos (refiriéndose a cualquier ser humano) es más grande que cualquier otro placer de mundo”.
De hecho, en Senegal cuando dicen “de nada” utilizan la frase ngoko bokk, que significa algo así como “estamos juntos”, queriendo decir que lo mío es tuyo, y que no hace falta que me des las gracias ya que tu felicidad es también mi felicidad. Filosofías parecidas que se han encontrado en África es Ubuntu, que podéis ver en este artículo y que básicamente proclama que si somos lo que somos es precisamente gracias a los otros: Yo soy porque tú eres.
Todo esto, es Teranga. Ese espíritu de hospitalidad y de comunidad. Es lo que hace que Senegal respire como uno solo y mantiene al pueblo unido. Y, sobre todo, lo que hace que la gente que llega se sienta como en casa. La tierra de la Teranga es la tierra de un pueblo que cuida a sus gentes, una mezcla de etnias y culturas, de sonidos y de músicas, de atardeceres y tormentas, de playas y sabanas. La tierra de la Teranga es el lugar donde encontrarse, explorarse y atreverse.
Y qué mejor manera de describir el pueblo de la Teranga que a través de los ojos de personas que la vivieron, la acariciaron y se dejaron mecer por la cálida acogida y el firme refugio de sus gentes. Os comparto un poema escrito por uno de mis compañeros de vida:
“En la Tierra que hoy acoge,
la libertad de los pies desnudos,
las manos que cuentan historias
los cuerpos fluyendo en movimiento
la profundidad de las miradas perdidas y encontradas.
En la Tierra que hoy acoge,
la raíz sagrada
el sonido que traspasa,
el silencio anhelado
la humildad del gesto.
En la Tierra que hoy acoge,
las estrellas abrazando la noche,
la Verdad vestida de colores,
el Tiempo impregnado en huellas,
la Humanidad conectada en el espacio.
En la Tierra que hoy acoge,
Me veo,
como ser en descubrimiento,
observando como lo invisible crea forma en la sustancia,
escribiendo palabras llenas y vacías,
dónde mis sombras y luces,
se encuentran para aceptarse.
A la Tierra de la Teranga,
Pertenezco y Soy”
Y es que gracias a una experiencia de vida que nos marcó para siempre, aquellos que fuimos por primera vez en 2017 a Senegal creamos nuestra propia Teranga, a la que llamamos Teranga360. Teranga360 es un proyecto de jóvenes y para jóvenes que busca el encuentro de culturas, el desarrollo humano y social por encima de todo y que ofrece una visión de activismo, comunidad y sostenibilidad en este mundo tan cambiante.
Teranga360, que empezó como una asociación juvenil que ha trabajado estos años en proyectos sociales con jóvenes tanto en Senegal como en Granada, es ahora un estilo de vida. Y es que como podéis leer en este artículo y en este otro, existen muchas maneras de emprender en tu vida y muchos posibles caminos que recorrer. A nosotros este viaje nos cambió la vida y decidimos empezar un camino juntos, el de crear comunidades sostenibles a través de proyectos de cooperación, cuidado del medio ambiente y trabajo con jóvenes.
Estas son algunas de las lecciones que nos enseña la Teranga que cambió nuestras vidas para siempre:
El encuentro de diferentes culturas que existe en Senegal y la manera que tienen de convivir, de aprender unos de otros y de respetarse es algo muy rico de lo que podemos aprender. Jamás olvidaré cuando celebré el día del cordero (uno de los días más importantes de la religión musulmana) con cristianos y musulmanes en una casa, celebrando que todos somos hijos de la Tierra, y que el vínculo y la hermandad que nos une es mucho más grande que cualquier creencia.
El sentimiento de comunidad del pueblo senegalés nos enseña a trabajar juntos, a celebrar las victorias del de al lado, a respirar como uno solo. Estar unidos no solo nos hace sentir bien, sino que también puede desencadenar cambios muy poderosos e influir de manera positiva nuestra manera de relacionarnos.
El pueblo senegalés siempre se muestra agradecido y tienen tantas formas de dar las gracias. No tienen palabras para decir hace mal día, o el cielo está nublado. Al contrario, celebran los cambios de estación, tiene ritos para dar gracias al sol (y mira que hace calor) por la luz y la energía y abrazan y cuidan su naturaleza como parte de su familia.
Y lo mejor, el viaje aún no ha llegado a su fin. Quedan tantos lugares por explorar, tantos conceptos que rediseñar y tantas personas que tocar.
Porque, una vez entras, ¿cuándo se deja de ser parte de Teranga?
Apasionado por viajar, las culturas y las personas, Sergio es un ingeniero con experiencia en proyectos de cooperación internacional y de impacto social en comunidades por África y América Latina. Trabaja como coordinador de un proyecto de educación en África, ha fundado una ONG que trabaja con jóvenes activistas y ha montado una startup de movilidad sostenible.