Actualmente estar al día de las noticias a través de los medios de comunicación y las redes sociales forma parte de nuestro día a día, especialmente cuando ocurre una catástrofe natural. Un ejemplo de esto es la reciente DANA que ha afectado a la Comunidad Valenciana. Ante estos eventos, nuestros móviles y televisiones se llenan de imágenes y noticias devastadoras que nos mantienen informados en directo.
Toda esta información es útil, pero la constante exposición a la misma puede resultar abrumadora y, más aún, para los niños. La facilidad con la que se accede a este contenido o lo fácil que resulta encontrar información sin querer, hace que nos expongamos a un continuo flujo de información e imágenes que pueden ser difícil de procesar emocionalmente. Esto genera sensaciones de malestar como nerviosismo, frustración o miedo así como dudas sobre si algo de esta magnitud nos puede pasar a nosotros.
En un contexto como este, es importante que, ante el bombardeo de noticias que nos llegan en el día a día, se busque un espacio para ayudar a entender toda esa información, evitando dar demasiados detalles que puedan ser devastadores o alarmantes. O si tenemos alguna duda o inquietud, buscar información de fuentes fiables o preguntarle a las personas de referencia que tenemos cerca. Es necesario cuidar lo que vemos y las reacciones que tenemos ante ello.
Es normal querer estar informados de lo que ocurre, así como de la manera en la que podemos ayudar a quienes están pasando por eso aportando así nuestro granito de arena. Sin embargo, las circunstancias e imágenes que podemos recibir son tristes y nos pueden hacer sentir angustiados. Es esencial que nos cuidemos para usar la empatía y la solidaridad de una manera positiva y crear espacios de apoyo y comprensión.
Ver imágenes o recibir información impactante hace que nuestro cerebro reaccione rápidamente y nos ponga en alerta; es como si sonara la alarma del móvil, nos activa y le prestamos atención por un momento. Estas noticias (alertas) pueden hacernos sentir preocupados y tristes, estamos reaccionando ante ellas de forma natural. La empatía nos permite ponernos en el lugar de esas personas aunque no las conozcamos y querer que estén bien. Debemos encontrar un equilibrio en el que nos cuidemos a nosotros mismos para poder ayudar de forma efectiva a los demás.
La continua exposición a estas noticias, hace que nuestro cerebro las puede interpretar como una situación de peligro constante. Es como si nuestra alarma del móvil se rompiera y no dejara de sonar; se volvería algo molesto que necesitamos apagar. Del mismo modo, es necesario tomarnos un descanso de tanta información, para no sentirnos agotados o abrumados y poder calmar nuestra activación. Así cuando volvamos a encender la “alarma” podremos escuchar esas noticias sin sentirnos demasiado sobrecargados.
Abordar con los más pequeños este tipo de eventos puede ser complicado, ya que implica temas sensibles y emociones intensas, e incluso desconocidas. Pero es esencial ofrecerles apoyo y comprensión. Para hacerlo de una forma efectiva, podemos tener en cuenta los siguientes consejos:
Antes de dar nosotros cualquier tipo de información es importante escuchar lo que la otra persona siente o piensa, animando a hacerlo. Crear este tipo de espacios ya es un gran apoyo. Podemos ayudar con preguntas sobre cómo se sienten o explorar si quieren hablar sobre lo que está pasando. A continuación podemos validar sus emociones (este artículo hablar sobre la importancia de lo que sentimos y cómo darle valor).
Vamos a utilizar un lenguaje que se pueda entender fácilmente, explicando lo que está pasando. En este caso podemos explicar qué es una DANA (cambio de tiempo inesperado, mucha lluvia en muy poco tiempo…) y compararlo con ejemplos que para ellos sean más fáciles de entender. También podemos utilizar juegos o dibujos para los más pequeños y que entiendan que es algo transitorio, que va a parar (utilizar metáforas como por ejemplo una bañera en la que se queda el grifo abierto y el agua se sale e inunda el baño).
Vamos a transmitir que es normal que esto pueda asustarnos, pero es algo temporal y los adultos nos pueden ayudar y proteger si seguimos las recomendaciones que nos ofrecen.
Es importante hacerles sentir seguros y protegidos. Para ello es esencial transmitir tranquilidad. Podemos explicar que las personas adultas (madres, padres, profesores, profesionales de los servicios de emergencias) están trabajando para ayudarnos y protegernos. Vamos a hacer que sientan seguridad en sus espacios de referencia como en casa y en el colegio (si las condiciones lo permiten). También es importante que realicen actividades que les hagan sentir bien o relajados.
Las redes sociales nos conectan a los demás y nos permiten estar al tanto de todo lo que ocurre, lo cual tiene muchas ventajas. Sin embargo, cuando ocurre algo impactante, éstas se llenan de vídeos e información negativa. Tenemos que cuidar la información que nos llega y las imágenes que vemos, ya que pueden tener un gran impacto y crear inseguridad, dificultad para dormir o miedo. Es importante observar nuestras emociones y validar las de los demás .
Una buena práctica podría ser controlar lo que vemos en televisión y desactivar ciertas notificaciones de nuestro teléfono o limitar el tiempo que pasamos en esas redes sociales. También podemos buscar y seguir cuentas con otros enfoques que aportan soluciones o dan información positiva dentro de todo ese caos.
La empatía es algo natural, que forma parte de las sensaciones que podemos experimentar ante estas situaciones. Desde nuestra posición podemos sentir impotencia al no hacer nada al respecto. Por ello, se pueden buscar las mejores formas de aportar o ayudar (donando ropa, comida, algún juguete…) dentro de nuestras posibilidades y, así ofrecer un sentido de control y disminución de la angustia.
Es vital tener presente la importancia de protegernos a nosotros mismos y de cuidar a los demás. Ser conscientes y transmitir que el autocuidado no significa falta de preocupación sobre lo que pase, sino estar bien uno mismo para poder apoyar a lo demás de la forma en la que podamos en ese momento.
Detrás de cada niño que creyó en sí mismo, antes hubo un adulto que creyó en él.
M. Jacobson
Alba es psicóloga sanitaria y ha realizado un máster de migraciones internacionales, salud y bienestar, además de proyectos de cooperación en Senegal, con menores en riesgo de exclusión social así como talleres con refugiados e hijos víctimas de violencia de género. Trabaja como psicóloga en una ONG con niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad dando un servicio de atención terapéutica y realizando actuaciones de sensibilización y asesoramiento para la prevención de la violencia y la promoción de la salud mental. Su misión es conseguir el bienestar de la persona, la promoción de una sociedad inclusiva e intercultural y el desarrollo integral de las personas más vulnerables.