Comunicación no violenta

Comunicación no violenta
30Nov 2024

En un mundo donde los malentendidos pueden convertirse en conflictos y desconexiones emocionales, la comunicación puede ser tanto un puente como un campo de batalla. La comunicación no violenta ofrece una alternativa: una forma de fomentar la conexión y la comprensión mutua en nuestras vidas personales y profesionales.

La comunicación no violenta es una forma de entender lo que necesitamos en lo más profundo y lo que necesitan los demás. Más que solo palabras, es una herramienta poderosa para construir relaciones más sinceras, tanto en casa como en cualquier grupo o comunidad.

¿De qué se trata? Es un enfoque que nos invita a expresarnos con claridad, escuchar con empatía y usar un lenguaje que conecte en lugar de separar. ¿El objetivo? Crear conexiones reales y evitar caer en dinámicas de culpa, vergüenza o reproches.

Lo genial de este tipo de comunicación es que no necesitas que todos sepan cómo funciona para empezar a usarla. Puedes mejorar tus relaciones y resolver conflictos con solo cambiar tu forma de comunicarte.

En este artículo exploraremos cuatro principios clave de esta comunicación y algunos trucos para empezar a ponerla en marcha:

1. Observa sin juzgar

    ¿Alguna vez has dicho algo con buenas intenciones, pero la otra persona lo tomó como una crítica? Esto pasa más de lo que crees y puede crear tensión en nuestras relaciones. Aquí es donde entra el primer principio de la comunicación no violenta: aprender a separar lo que observamos de lo que juzgamos.

    Cuando mezclamos observaciones con juicios, como decir «siempre» o «nunca», solemos exagerar lo que pasó. Frases como «Siempre llegas tarde» o «Nunca escuchas» hacen que la otra persona se sienta atacada, ¡aunque no sea nuestra intención! En lugar de conectar, creamos distancia.

    La clave está en ser específicos con el tiempo y el contexto. Cambia las generalizaciones por hechos concretos. Por ejemplo, en lugar de decir: «Siempre llegas tarde», intenta con: «Has llegado tarde las ultimas veces que hemos quedado.»

    Notarás que al hablar de situaciones específicas en lugar de generalizar, las personas estarán más dispuestas a escuchar y entender tu punto de vista.

    2. Identifica y expresa tus sentimientos

      Expresar los sentimientos de manera auténtica es un pilar fundamental de la comunicación no violenta. Sin embargo, distinguir las emociones genuinas de los juicios disfrazados de sentimientos puede ser un desafío. Declaraciones como «Me siento ignorado» a menudo reflejan evaluaciones de los demás en lugar de nuestro estado emocional interno.

      Al desarrollar un vocabulario de emociones genuinas, como «ansioso», «alegre» o «frustrado», nos volvemos más capaces de conectarnos con los demás. La vulnerabilidad al expresar sentimientos auténticos fomenta la confianza y profundiza las relaciones, transformando posibles conflictos en oportunidades de comprensión.

      3. Reconoce tus necesidades detrás del sentimientos 

        Nuestros sentimientos están estrechamente vinculados a nuestras necesidades satisfechas o insatisfechas. Entender esta conexión nos empodera para asumir la responsabilidad de nuestras emociones en lugar de atribuirlas únicamente a factores externos.

        Cuando expresamos nuestras necesidades de manera indirecta o a través de críticas, es probable que los demás se sientan atacados. Por ejemplo, decir: «No te importo» puede provocar defensiva, mientras que declarar: «Me siento solo porque necesito más tiempo contigo» invita a la compasión.

        Reconocer tus emociones de una manera honesta y sincera ayuda a construir puentes ente las personas, y la manera que tenemos de transmitirlas marcará la forma que tienen los demás de entendernos y de reaccionar. 

        4. Recibe con empatía

        Escuchar con una mente abierta y un genuino deseo de entender la perspectiva de otra persona transforma la comunicación en conexión.

        La empatía requiere que dejemos de lado nuestro impulso de dar consejos, tranquilizar o defendernos, y nos enfoquemos en las observaciones, sentimientos, necesidades y peticiones de la otra persona.

        Por ejemplo, cuando alguien expresa frustración, una respuesta empática podría ser: «¿Te sientes abrumado porque necesitas más apoyo?» Reflejar lo que escuchamos valida su experiencia y abre la puerta al diálogo constructivo.

        Además, la empatía implica reconocer emociones y necesidades no expresadas. Requiere paciencia, presencia y una disposición a escuchar profundamente. Cultivar la empatía fomenta la confianza y crea un espacio seguro para una comunicación honesta.

        ¿Recuerdas alguna vez que alguien te dijo algo que realmente te molestó? Esas palabras que te hirieron y te dejaron pensando en la situación mucho después de que ocurriera. Todos hemos estado ahí, pero ¿y si te dijera que hay una forma de entender mejor esas situaciones y transformar lo que sentimos?

        Paso 1: Recuerda esas palabras

        Piensa en ese comentario que te molestó. Ahora toma una hoja en blanco y escribe esas palabras en la parte superior. No te censures; anótalas tal y como las recuerdas.

        Paso 2: Divide la hoja en cuatro partes

        Dibuja una línea vertical por el centro de la hoja y otra horizontal, creando cuatro secciones o «cuadrantes».

        Paso 3: Reflexiona sobre tus emociones y necesidades

        • Parte superior izquierda: Escribe cómo te sentiste al escuchar esas palabras. Sé honesto contigo mismo. ¿Te sentiste triste, enojado, frustrado, o quizá inseguro?
        • Parte superior derecha: Ahora piensa en qué necesidad tuya no se estaba satisfaciendo en ese momento. Tal vez necesitabas respeto, apoyo, empatía o reconocimiento.

        Paso 4: Piensa en la otra persona

        Dobla la hoja de forma que solo veas la parte inferior. En esta sección, trata de ponerte en el lugar de la otra persona:

        • Parte inferior izquierda: Imagina cómo se estaba sintiendo esa persona cuando dijo esas palabras. Usa tu intuición y lo que sabes de esa persona para hacer una suposición. ¿Estaba frustrada, dolida, o tal vez preocupada?
        • Parte inferior derecha: Piensa en qué necesidad suya podría no haberse satisfecho. Tal vez necesitaba sentirse escuchada, comprendida o valorada.

        Paso 5: Revisa tus notas

        Desdobla la hoja y mira los cuatro cuadrantes. ¿Qué observas? ¿Entiendes mejor lo que sentiste y lo que pudo estar pasando con la otra persona? Tal vez notes que tus sentimientos tienen que ver con necesidades no cubiertas, y lo mismo ocurre con la otra persona.

        Este proceso te ayuda a ver la situación desde una perspectiva más amplia. Al identificar emociones y necesidades, dejamos de culpar o juzgar y empezamos a comprendernos mejor a nosotros mismos y a los demás. Además, al hacer esto, es probable que te sientas más tranquilo y menos reactivo ante el conflicto.

        La próxima vez que algo te moleste, saca una hoja de papel y sigue estos pasos. Te sorprenderá lo que puedes descubrir sobre ti y sobre los demás. Transformar el conflicto en una oportunidad para la empatía y el entendimiento está en tus manos. ¡Inténtalo y cuéntame cómo te fue!

        Te lo cuenta...

        Sergio Lagarde

        Sergio Lagarde

        Apasionado por viajar, las culturas y las personas, Sergio es un ingeniero con experiencia en proyectos de cooperación internacional y de impacto social en comunidades por África y América Latina. Trabaja como coordinador de un proyecto de educación en África, ha fundado una ONG que trabaja con jóvenes activistas y ha montado una startup de movilidad sostenible.

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