Cómo aprender con cerebro

Cómo aprender con cerebro
09Abr 2022

Educar el cerebro es como educar a nuestro compañero canino o felino: si conocemos sus necesidades reales y sus ritmos, y comprendemos el momento del desarrollo en el que está, sin olvidarnos de su emocionalidad, obtendremos mejores resultados. Así, seremos más eficaces a la hora de centrar la atención y consolidar la información, y mantendremos saludable nuestro cerebro. Falta nos hace, ¿verdad?

La neuroeducación o el “aprendizaje basado en el funcionamiento del cerebro” es estudiado principalmente por la neurociencia. A través de consejos para mejorar tu aprendizaje, traslado estos descubrimientos del laboratorio a tu pantalla ¡y hasta lo más profundo de tu cerebro!

Mentalidad de crecimiento: alimenta tu cerebro y así crecerá

¿Cómo describirías tu cerebro con una metáfora? Quizá se te ocurra que funciona como un ordenador… Es lo que solemos escuchar, pero esto no es cierto, ¡no somos máquinas! No es algo tan programado y estático, el cerebro se parece más a un músculo que se vuelve más fuerte con el uso, va cambiando con nuestras experiencias. Se puede fortalecer el intelecto a través del aprendizaje, al igual que mejoramos la forma física cuando hacemos ejercicio. Un educador indio dijo:

En India, cuando queremos que un elefante crezca, alimentamos al elefante, no lo medimos.

No te preocupes tanto por los números, los resultados académicos que hayas tenido hasta el momento no reflejan tu capacidad de crecimiento y mejora, preocúpate por alimentar a tu cerebro. ¡Nunca se sabe cuándo va a pegar el estirón!

Si asumes esto, tendrás una mentalidad de crecimiento que dará un vuelco a esos pensamientos sobre que “no eres lo suficientemente buena”, “eres más tonto que la mayoría” o “vas a hacer el ridículo”, con los que te sientes mal y te desmotivas a seguir aprendiendo. Recuerda que las palabras son poderosas, te recomiendo este artículo para reflexionar sobre cómo te hablas a ti mismo y desafiar tus pensamientos.

  • Si la inteligencia se desarrolla con esfuerzo, trabajar duro da resultados. No son tan importantes las notas (“el peso del elefante”) como las competencias que desarrollas en sí mismas: de esfuerzo, constancia, capacidad de superación, nuevos conocimientos sobre el mundo… (“el crecimiento del elefante”)
  • Si cometes un error, no significa que seas una persona “tonta”, significa que aún no habías aprendido eso, pero se te ha dado la oportunidad de aprenderlo y, por tanto, aumentar tus conocimientos.
  • Enfrentarte a nuevos retos es una oportunidad para aprender, no una tragedia porque exista la posibilidad de equivocarte. El cerebro es muy elástico y las tareas difíciles y provocadoras lo estiiiiiiiran, ejercitándolo. ¡Los retos pueden ser muy divertidos! 
  • Las críticas no son una manera de ridiculizarte o un motivo para rendirte porque no seas “lo suficientemente bueno”, son un feedback útil que te ayuda a mejorar. Son la mejor manera de “alimentar el elefante”.

Pongo entrecomillado a dichas creencias porque no existen personas listas o tontas, ni personas menos buenas o menos válidas que otras. Estas etiquetas no tienen sentido, pues la inteligencia no es algo fijo y cada persona tiene sus capacidades y sus talentos. Cada cerebro es único. Si quieres profundizar en esto, te recomiendo leer este artículo sobre inteligencias múltiples donde encontrarás ideas para alimentar tu cerebro.

El cerebro emocional

Un estado de ánimo muy alterado nos dificulta concentrarnos, especialmente cuando estamos mal, aunque también cuando estamos eufóricos. Sentir ansiedad o miedo impide crear nuevos aprendizajes, el estrés provoca un cortocircuito en los circuitos de aprendizaje del cerebro, bloqueando la entrada de información.

A causa del estrés puedes quedarte en blanco en un examen al que vas con nervios. Lo ideal es afrontarlos con tranquilidad, con “mentalidad de crecimiento”. Como hemos visto, un examen puede ser un reto y una oportunidad para aprender, además, el resultado no es tan importante porque no refleja lo que eres.

Lo más útil para evitar este cortocircuito es aprender estrategias de gestión emocional. Así, cuando estés alterado, en lugar de intentar durante horas concentrarte sin éxito, tómate un momento para autorregularte, no ignores tu emoción. Aquí te dejo algunas técnicas para lograrlo. ¡Encuentra la que más se ajuste a ti!

Espacio social seguro

Los seres humanos somos seres sociales, es importante cuidar este aspecto de tu vida, que te sientas a gusto con tus compis de clase es básico para un clima de estudio adecuado. También influye mucho cómo te sientes con tus profes. Si tienes problemas en tus relaciones en clase, háblalo con tu profe de confianza, quizá puedan hacer algo para solucionarlo.

Compartir experiencias de aprendizaje con otras personas puede hacerlas más amenas y enriquecedoras: visitar un museo o practicar un instrumento en compañía, quedar en la biblioteca o por videollamada para investigar sobre una temática, debatir, estudiar en grupo… El día que estás más desmotivado puede que tus colegas te animen a seguir adelante.

¡Ojo! Intenta que la compañía no se convierta en distracción. Es posible crear un buen clima de trabajo, poneos objetivos y cuando los cumpláis tendréis tiempo para chistes y juegos. Tiene que haber momentos para todo, de trabajo y de descanso. Compartirlos refuerza vuestra relación.

Libera espacio de tu mente

Tenemos muchísimas cosas en la cabeza, si queremos que nuestro cerebro esté limpio y receptivo a nuevos aprendizajes, no podemos sobrecargarnos con pensamientos sobre quehaceres. Que tu mejor aliada sea una agenda o libretita en la que apuntes las cosas que vayas pensando que tienes que hacer, ya sean deberes, llamar a tu abuela o responder el whatsapp de tu amiga.

¡Experimenta!

Cuando aplicamos el aprendizaje a través de actividades de nuestro interés, los conocimientos dejan de ser solo palabras memorizadas, sino que se relaciona con otras cosas de nuestra vida, el entendimiento pasa a ser más profundo y se vuelve aprendizaje consolidado (algo que sabes muy muy bien, como para explicárselo a tu abuela). ¿Cómo conseguirlo?

  • Investiga sobre la temática en la línea de lo que más te llame la atención.
  • Repasa primero lo que ya sabes. Activar conocimientos previos relacionados ayuda a fortalecer conexiones del cerebro, vinculando la información novedosa con aquello que ya sabes.
  •  Utiliza esquemas con dibujitos, canciones, rimas… plasma lo que estás aprendiendo, representa el pensamiento de diferentes maneras. Así lo procesas más y se queda mejor.
  • Sal en su búsqueda o navega en Internet. Ve a museos si estás estudiando historia del arte, escucha videos musicales si estás estudiando música, puedes ver un documental sobre la tierra para biología, o salir al parque a hacer fotos y recoger hojas…

Prepara cuerpo y mente

La actividad física que bombea tu corazón y mueve tu sangre, aumenta la cantidad de oxígeno que llega a tu cerebro, aumentando la capacidad de concentración. ¿Te ha pasado que después de una clase de educación física te resulta más fácil centrarte? ¿o te has notado más fresca para repasarte el examen cuando venías de correr? Despeja tu cerebro moviéndote, aunque sean 10 minutos bailando en tu cuarto, te sentarán bien. Aquí puedes leer efectos positivos del deporte en tu cerebro, entre otras cosas, se ha demostrado que mejora los resultados académicos. 

El poder de la novedad

Cuando se nos presenta información, nuestro cerebro intenta reconocerla buscando en aquello que ya conocemos, pero cuando no “encaja” dentro de los patrones de lo conocido, el cerebro se emociona por la novedad. Cuando un estímulo es novedoso pone toda su atención, pero cuando ya lo conoce, tiende a poner el “piloto automático”. Está constantemente buscando esa novedad. Cuando estás en una clase muy teórica y monótona, es natural que tu cerebro empiece a fijarse en quién pasa por el pasillo o sueñe despierto. Quizá puedes incluir actividades novedosas que sean de tu interés como dibujar lo que la profesora está explicando, ver en casa películas o videos sobre las materias, utilizar aplicaciones o juegos educativos.

¡Descansa!

No te olvides de la importancia de los hábitos de sueño y tener un cerebro descansado. Aquí dejo un video que explica por qué es fundamental.

cartoon durmiendo

También es necesario hacer descansos durante el estudio, pues está demostrado que no podemos mantener la atención infinitamente. Prueba a medir cada cuánto tiempo los necesitas tú.

El cuidado de tu salud, tanto mental como física, es la base para un cerebro saludable, concentrado, activo y listo para aprender. Es positivo aceptar que tenemos nuestros momentos. Si hoy no es el día, quizá necesitas descansar, apartar la mirada de los libros para mirarte un poquito por dentro e irte a dormir con las ganas de que mañana lo sea. Si ves que el día nunca llega y no te ves capaz de gestionar tus emociones para concentrarte, pide ayuda.

Estos trucos no solo son útiles para cerebros en pleno desarrollo, sirven para mantener la mente despierta y abierta al aprendizaje en cualquier etapa de la vida. 

¡A cuidar y entrenar esos cerebros!

Te lo cuenta...

Patricia Rivero

Patricia Rivero

Psicóloga y acompañante de personas en situación de vulnerabilidad: experiencia con menores en riesgo de exclusión social, migraciones, diversidad funcional y colectivo LGBTIQA+. Amante de todas las formas de vida, su misión es crear espacios sostenibles. Cooperante y gestora en proyectos de agroecología y protección animal. Escritora y fotógrafa en búsqueda de aprendizajes. “Cualquier momento es bueno para la ternura”.

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