El inglés, tanto británico como americano, aunque no tenga tantos tiempos verbales y posea estructuras gramaticales aparentemente más simples que las de lenguas romance, es un idioma complejo. Se habla en diferentes países con culturas y costumbres muy diferentes, exige un esfuerzo extra para los hablantes no nativos a la hora de entablar cualquier conversación, redactar un documento, etc. La variedad de vocabulario, acentos, uso de tiempos verbales, expresiones… pertenecientes a cada territorio pueden suponer un verdadero dolor de cabeza y son imposibles de abarcar, incluso para un nativo. Por ello, no hay que volverse loco y simplemente intentar leer, conversar y poner en práctica lo aprendido en diferentes contextos. Hay un 99% de posibilidades de que el receptor entienda tu mensaje en cualquier territorio si hablas un inglés medio.
El caso más típico y discutido es la diferencia entre inglés británico y americano: ¿cuál es el acento más correcto?, ¿cuál es el mejor para comunicarse?, ¿cuál es más fácil de entender?, ¿y de aprender? No hay una respuesta clara para ninguna de estas cuestiones. No obstante, hay ciertos hechos que son obvios para los hispanohablantes que pueden hacer decantarse por uno u otro.
Como conclusión, podemos decir que el inglés británico ha sido tradicionalmente el que mayor influencia ha tenido en España, pero no hay una respuesta clara a cuál es mejor, todo dependerá siempre del sentido común y la adaptación al contexto en el que estemos. En definitiva, estamos hablando de expresarnos en otro idioma y lo importante es que seamos capaces de comunicarnos con la mayor cantidad de recursos posibles. Y esto solo nos lo pueden dar la práctica y el tiempo.
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