Hay lugares donde uno se queda, y lugares que quedan en uno.
Todo viajero sabe que después de viajar toca regresa, pero… ¿Qué hago con mi nuevo yo? ¿Dónde ubico todo lo que he aprendido y descubierto en mi rutina, en mi vida de siempre?
Quizá la vuelta sea mucho más dura que cualquiera de las cosas que viviste estando el extranjero. Despedirte del lugar donde tantas cosas increíbles viviste ha sido difícil, pero volver a la vida de siempre y tratar de ordenar las piezas quizá lo es más aún.
Vuelves a casa, sí, pero algo en ti ha cambiado. Han pasado varios meses desde la última vez que estuviste en tu casa, tu barrio, tu familia y tus amigos. Los echabas de menos, sí, pero quizá el reencuentro no ha sido como esperabas y hay algo que no encaja. Tu experiencia ha sido muy intensa, has descubierto cosas de ti que no sabías, has conocido personas nuevas, culturas diferentes… has pasado miedo y has estado solo y, a la vez, has conseguido vencer todas tus inseguridad y miedos para aprender a conocer gente de cero, aprender a abrirte, incluso en otros idiomas.
Sin embargo, parece que la gente de siempre, tu casa y tus amigos, no han cambiado. Son los de siempre. Y aunque eso es lo bonito, que son los de siempre, hay algo en ti que ya no es lo de siempre.
Has vivido una experiencia que te ha transformado y el verdadero reto es el de coger a este nuevo yo, todo lo aprendido, y traértelo a tu vida de nuevo. Al principio costará, sentirás vacío, echarás de menos aquella gente que conociste y aquella libertad, pero también aprenderás a volver a disfrutar y querer lo que tienes. La nueva versión de ti sabrá exprimirlo incluso mejor. Quédate a seguir leyendo y te cuento algunos consejos que te pueden funcionar en tu nueva etapa.
Compartir fotos, anécdotas y vivencias con las personas que conociste en tu viaje te ayudará a revivir cada momento y aliviar ese vacío. Después de pasar días intensos juntos, es natural que los eches de menos. Además, habrá cosas que solo podrás conversar y recordar con quienes las vivieron contigo. Este tipo de amistades son muy valiosas y pueden durarte toda la vida.
Aprovecha todas estas emociones y canalízalas escribiendo. Escribir es una manera muy buena para volver a recordar y revivir momentos pasados y aprender de ellos. Dedica aunque sean 15 o 20 minutos al día, o cada dos días. No tienes por qué seguir un orden, simplemente ponte delante de cuaderno y escribe las sensaciones y pensamiento que te ronden la cabeza, ya verás qué bien sienta.
Tu cuerpo y tu mente se han acostumbrado a nuevos estímulos y a haber vivido cosas nuevas y emocionantes. Aprovecha esta nueva versión de ti, más curiosa y valiente para probar a hacer cosas diferentes a las que hacías. Descubrirás que hay un montón de cosas que ni te imaginabas en tu lugar de siempre. Apúntate a grupos de intercambio de idiomas con gente extranjera, prueba a hacer clases de cerámica o únete a algún grupo de voluntariado.
Lo que has vivido te ha abierto la mente, te ha hecho descubrir cosas que no habrías imaginado antes de salir de casa e interesarte por ellas. Además ¡te ha encantado! Esto es vivir. Vivir es salir de la zona de confort para descubrir lo que hay más allá de ti y, sobre todo, describirte a ti. Comparte esta experiencia con tus amigos y tu gente, anímales a salir al extranjero, ya sea en una experiencia como la tuya, en un viaje o en un voluntariado en otro continente. Cuenta tu historia y todo lo que has vivido.
Vienes de vivir una experiencia que te ha cambiado la vida, has descubierto lo que hay más allá, conocido personas muy diferentes, culturas, comidas, hablado en otros idiomas. Esto no puede quedar aquí, tienes que aprovecharlo. Después de interiorizar todo lo vivido, empieza a pensar en tu próxima aventura. Planéala a largo plazo para no dejarte llevar por el vértigo del regreso. Agradece la oportunidad de viajar y céntrate en los recuerdos positivos. Recuerda: el verdadero viaje no cambia solo de lugar, sino también de ideas.
Busca nuevas oportunidades para volver a viajar, volver a ir a extranjero o por lo menos usa lo aprendido para darle un nuevo rumbo a tu vida, diferente al que tenías pensado antes de irte. Mira qué quieres estudiar, sabiendo lo que hay fuera. Busca nuevas oportunidades para irte al extranjero, algún viaje que no te atrevías a a hacer antes de irte o explora universidades y programas de becas en otros países.
Si un viaje te dejó con “hambre de mundo”, significa que el virus viajero ya ha hecho efecto. Viajar es una forma de vivir, de ver el mundo y entender que siempre hay algo nuevo por descubrir. Mantén este espíritu vivo día a día con pequeñas aventuras y aprendizajes.
Sea cual sea tu destino, cada viaje mueve algo dentro de nosotros y eso hace que todo valga la pena. Darse tiempo para vivir la transición lentamente es crucial para mantener la perspectiva y seguir creciendo como viajero. Como dicen, el que vuelve de un viaje no es el mismo que el que se fue.
¡Feliz próximo viaje, joven aventurero!
Apasionado por viajar, las culturas y las personas, Sergio es un ingeniero con experiencia en proyectos de cooperación internacional y de impacto social en comunidades por África y América Latina. Trabaja como coordinador de un proyecto de educación en África, ha fundado una ONG que trabaja con jóvenes activistas y ha montado una startup de movilidad sostenible.