No es que tengamos poco tiempo, es que perdemos mucho.
Séneca, en su libro sobre la brevedad de la vida
¿Cuántas cosas tienes planeadas para hacer en tu día? ¿y en tu tarde? ¿Te acuestas dándole vueltas a todo lo que tienes por hacer?
Estamos metidos en un bucle infinito en el que parece que nunca nos relajamos y que siempre hay cosas por hacer. Estamos en la era de la tecnología, donde todo debiera ser más fácil, pero a la vez, parece que tenemos que ser robots superproductivos que aprovechen superbien el tiempo. Qué locura, ¿no?
Me gustaría aprovechar este artículo para hablar de la productividad, que muchas veces es una palabra que suena algo “consumista” o “capitalista” en el sentido en el que parece que tenemos que estar siempre produciendo, siempre siendo efectivos, siendo haciendo cosas. Hoy quiero con este artículo desvincular la palabra productividad de esa mala connotación y traerla como una forma de disfrutar de la vida, de agobiarse menos y de estar más presente.
Sin duda todos tenemos limitaciones y nunca podremos hacer todo lo que queremos, pero tenemos suficiente tiempo para hacer las pocas cosas que realmente importan. De eso va la productividad, no de hacer más, sino de hacer lo importante.
Sin ser yo el mejor ejemplo de persona productiva, pero sí una persona que ha dedicado mucho tiempo a leer sobre esto y a tratar de entenderme, déjame que te cuente las cosas que a mí me han funcionado (y siguen haciéndolo):
Tenemos una tendencia natural a hacer más, a cargarnos la agenda, a pensar en mil planes y mil cosas que queremos hacer. Creemos que para resolver problemas tenemos que hacer más cosas. Pero en muchos casos, las cosas mejoran al restar.
Tardes llenas de planes, intentar aprender de muchas cosas… La simpleza o sencillez de las cosas es, normalmente, la mejor solución. Y sobre todo, la que te hará disfrutar más.
Cuántas veces habrás leído que, por ejemplo, para estar sano hay que comer bien, hacer deporte, hacer yoga, meditar, tomar el sol, dormir bien…Cuántas cosas, ¿no? Créeme, en lo sencillo reside la pureza. ¡Sumamos a nuestra vida restando!
Por ello, para mejorar tu productividad te recomiendo que pienses qué cosas haces en tu día a día que realmente no aportan valor a tu vida y empieces a recortar. Como decía Marco Aurelio, “si buscas tranquilidad, haz solo lo esencial”.
Muchas veces pensamos en nuestro «yo» de mañana como una persona distinta, que va a estar menos ocupada y que no tendrá problemas de motivación. Por eso que muchas veces nos ofrecen unirnos a algún plan o algún evento de aquí a unas semanas y tenemos el impulso de aceptarlo porque asumimos que estaremos más tranquilos. La realidad es que cuando llegue ese momento estarás, con alta probabilidad, igual de ocupado que ahora.
Antes de aceptar algo para hacer en el futuro, plantéate si lo aceptarías ahora mismo. Piensa en tu «yo» del futuro y no le cargues con responsabilidades que tu «yo» del presente no haría.
En inglés existe la palabra FOMO (Fear of Missing Out), que se podría traducir como el miedo a perderse algo. ¿Sabes a lo que me refiero? Cuántas veces nos pasa que queremos estar presentes en todas partes y en todos los planes por si acaso nos perdemos algo.
Esto nos hace a su vez que digamos sí a todo. Sí a mil planes para el fin de semana, sí a ver a Pedro, luego a ir al cumple de Clara y más tarde pasarse a ver a Pepe, sí a un viaje de puente dentro de un mes (que cuando llega no te viene tan bien como esperabas)… esto que digo, ¿resuena contigo?
Aunque parezca una tontería, una de las lecciones más importantes que he aprendido en mi vida es a decir que no. Aprender a valorar los planes en los que te involucras y solo aceptar aquellos en los que podrás estar al 100% y disfrutarlos… y no aceptarlos simplemente por el hecho de no querer perderte nada.
Estar presente en las situaciones, en los planes… te hará ser “más productivo”, dado que podrás dedicarle la energía que cada cosa necesita, ni más, ni menos. Créeme: decir que no a personas, cosas y planes puede cambiar tu vida.
Mi cabeza ha ido siempre a mil por hora… ¡y no sabes lo difícil que ha sido -y es- controlarla! Estar tendiendo la ropa y pensar: “¿habré metido la ropa de gimnasio en mi mochila para mañana?” Y antes de terminar de tender, ir a hacerme la mochila. Volver a tender y pensar: “y si voy poniendo el agua de la pasta a calentar, así seguro que gano tiempo” e irme a poner el agua a calentar y volver a tender. Así hasta que hago varias “medias-cosas” y tardo 2 horas en tender.
La procrastinación o dejar las cosas a medias es una de las principales causas de estrés. Sin embargo, tomar consciencia de cada cosa que hacemos cuando las hacemos, nos hará ser mas productivos, disfrutar de la tarea y ¡terminarla mucho antes! No estamos hechos para hacer muchas cosas a la vez… cada cosa a su tiempo. Como decía el Cholo Simeone en el Atlético de Madrid: ¡partido a partido!
Aprender a ser dueño de tu tiempo, saber anticiparte a los eventos que vienen y sobre todo, vivir la vida de una manera sencilla y feliz es sin duda el reto de nuestras vidas. Personalmente, he dedicado (y dedico) gran parte de mi tiempo a aprender sobre mí, ¡sobre cómo gestionar el tiempo y cómo sacarle el mayor partido a mis días!
Te aconsejo que, si no lo has hecho, le eches un ojo a este artículo, donde mi compañero Iván habla sobre cómo celebrar los logros del año pasado y una manera muy sencilla de dejarse adentrar en este 2023.
Una gran amiga mía me dijo un día que el año empieza cuando tú quieras que empiece. Así que no tengas prisa por no haber conseguido nada de lo que te propusiste empezar a hacer este año, tienes todo el tiempo que necesites para ponerte a ello, ¡pero tampoco te relajes!
Como siempre suelo hacer en mis artículos, te recomiendo también un libro muy interesante que leí hace poco: “El club de las 5 de la mañana”. Es un libro muy sencillo de leer que te habla de cómo las personas que se “hacen dueñas” de sus mañanas (levantándose a las 5 am) son capaces de aprovechar mejor los días. De acuerdo con este libro, la clave para alcanzar las metas diarias está en la hora a la que nos despertamos. Es decir, las cinco en punto. Sharma, el autor, afirma que, teniendo el control de las mañanas, seremos capaces de darle un empuje importante a nuestra vida diaria.
El libro recomienda cosas muy interesantes sobre qué hacer en esas primeras horas del día (que puedes aplicarlas en horas más normales a las que tú te levantas). Échale un ojo al libro, me encantaría poder comentarlo próximamente en algún artículo.
Gracias por haber leído hasta aquí. Gracias por seguir cuidándote y cultivando tu desarrollo personal. Hacer esto que haces ya es un logro, y hay que celebrarlo. Enhorabuena por la vida que vives. ¡Hasta pronto!
Apasionado por viajar, las culturas y las personas, Sergio es un ingeniero con experiencia en proyectos de cooperación internacional y de impacto social en comunidades por África y América Latina. Trabaja como coordinador de un proyecto de educación en África, ha fundado una ONG que trabaja con jóvenes activistas y ha montado una startup de movilidad sostenible.