Cuando hablamos de generaciones nos referimos a grupos de personas que nacen, crecen y viven en un momento social e histórico de características similares, y, por tanto, su forma de entender el mundo es parecida.
He de añadir que, cuando hablamos de generaciones, no debemos caer en la generalización y olvidar que la individualidad y el contexto de cada persona hacen nuestra realidad única y que puede ser que no nos identifiquemos con los valores y estilo de vida de la generación a la que pertenecemos técnicamente.
En nuestra sociedad conviven diferentes generaciones, dejemos de lado los estereotipos y prejuicios, y centrémonos en entendernos para una buena convivencia.
Si tú también tienes un lío de nombres entre boomers, millennials, generación Z… ¡sigue leyendo que te lo cuento todo!
Esta moda de meter a la gente en el saco de una generación según el momento que les ha tocado vivir se remonta a la Antigua Grecia. En aquel entonces el tiempo transcurrido entre generaciones era de 30 años, pero se ha ido recortando hasta llegar a los 15. Las sociedades avanzan cada vez a mayor velocidad y 15 años dan para grandes cambios en el contexto histórico.
De hecho, es normal que haya diferencias significativas entre las vivencias de personas que nacen al final o al comienzo de una generación. Yo misma estoy dentro del grupo de personas jóvenes que no acaban por identificarse ni con millennials ni con la generación Z, ¡me declaro zennial! (término acuñado para las personas nacidas entre 1993 y 1998).
Además, como es algo cultural, las características que definen, por ejemplo, a la generación de boomers norteamericanos, no serán exactamente las mismas que las de boomers españoles.
Por otro lado, dentro de un mismo país, existen diferentes realidades socioeconómicas, por lo que no debemos olvidar la “brecha digital”. Población rural, empobrecida, personas mayores, mujeres, algunas personas con diversidad funcional… pueden tener un difícil acceso a dispositivos tecnológicos o a conexión a Internet.
Dicho esto, vamos a hacer un repaso de las características y fechas de nacimiento aproximadas de cada generación en cuanto a la población normotípica española de nivel socioeconómico medio y con acceso a dispositivos tecnológicos e Internet.
Este nombre se debe al “boom” de la natalidad por la tranquilidad que dejó el fin de la Segunda Guerra Mundial. Vaya, que todo el mundo aprovechó para tener bebés. Como crecen en un momento próspero para la economía, les define la ambición y el deseo de prosperar.
El nombre proviene de un proyecto de fotografía de Robert Capa sobre los y las jóvenes que crecen después de la Segunda Guerra Mundial, X por el misterio y desconocimiento. Son la generación de la MTV, del rock alternativo y el hip hop. Vivieron el auge de la economía y el consumismo y desean alcanzar el éxito. Se les calificaba como vagos, cínicos y despreocupados… ¡alerta! ¿típico tópico sobre la juventud?
El término millennial proviene de que alcanzaron la mayoría de edad al cambiar el milenio. Se puso de moda hablar de ellos y ellas para juzgarles, diciendo que eran personas egocéntricas, narcisistas, caprichosas y consentidas. Se les llamaba la generación del selfie y de las “ni-nis” (personas que ni estudian ni trabajan). Supuestamente solo se interesaban por gastar dinero de sus padres y cargar el móvil. ¡Alerta! ¿de nuevo tópicos sobre la juventud?
“Ay, esta juventud… la generación perdida…” Probablemente, tú que estás leyendo esto seas centennial. En el próximo artículo profundizaremos sobre la generación que nos toca más de cerca y el adultismo o discriminación que sufrimos las personas jóvenes.
Primera generación que nace en el siglo XXI y en un contexto 100% digitalizado. La T es de táctil y de tablet como dispositivo de preferencia para realizar todo tipo de tareas.
Son “los niños y niñas de la posguerra”, también conocidas como “analfabetas digitales”. Les caracteriza el trabajo duro, la sencillez y la obediencia a las normas sociales. Una generación de personas que han sobrevivido al hambre, la represión y otras catástrofes y, sin embargo, son las grandes olvidadas de la sociedad. Sufren el edadismo o viejismo de la sociedad, es decir, la discriminación por edad de las personas mayores.
El envejecimiento es natural, es el evento más predecible de la vida, pero (al igual que la muerte) parece un asunto tabú que preferimos dejar sin explorar. Lo que no es natural es el «mito de la eterna juventud» por el que nadie quiere hacerse mayor.
En el mundo de la moda y lo estético todo está enfocado a lo joven. ¿Por qué no hay modelos viejas o viejos? Parece que dejemos fuera a las personas mayores de ese diálogo en el que utilizamos la estética como manera de presentarnos al mundo.
¿Por qué ese piropo de «pareces más joven»?, ¿no puede haber belleza en lo viejo? ¿Por qué me chocan las características que deberías tener con la edad que tienes? Así aparece el concepto de viejoven: “persona supuestamente joven con aspecto o mentalidad de viejo” o “persona de edad avanzada que trata de parecer joven y hace cosas impropias para su edad”. ¿Cuál es la mentalidad y la forma de actuar o vestir apropiada para cada edad?
Todo esto afecta en la toma de decisiones, con pensamientos de tipo «¿para qué voy a hacer esto si no lo he hecho antes y ya soy mayor?». Dejo de tener la vida que desearía tener por ese estigma social interiorizado de la edad…
Podemos hacer un poco de autocrítica. Yo voy a dejar de decir que soy una abuelilla cada vez que no me apetece salir, porque estoy segura de que hay personas con nietos o nietas (¡ojo! Que abuela y persona mayor no son sinónimos) con más ganas de salir a la calle que yo.
Si quieres profundizar sobre la generación Z y el adultismo, no te pierdas la segunda parte de este artículo.
Psicóloga y acompañante de personas en situación de vulnerabilidad: experiencia con menores en riesgo de exclusión social, migraciones, diversidad funcional y colectivo LGBTIQA+. Amante de todas las formas de vida, su misión es crear espacios sostenibles. Cooperante y gestora en proyectos de agroecología y protección animal. Escritora y fotógrafa en búsqueda de aprendizajes. “Cualquier momento es bueno para la ternura”.