¿La lengua que utilizamos determina la forma en que pensamos y la manera en que percibimos el mundo? ¿Por qué nos sentimos diferentes cuando hablamos en otro idioma?
El lenguaje es una de las habilidades mágicas que tenemos los seres humanos y que nos permiten comunicarnos con el entorno… Comunicar incluso ideas complicadas y transmitir pensamientos de unas mentes a otras. El lenguaje es una práctica social, es algo que aprendemos al estar en sociedad, aunque la capacidad para aprenderlo y reproducirlo sea innata en la especie humana.
No voy a hacer la diferenciación entre lengua, lenguaje y habla porque probablemente recordéis esa clase de lengua y literatura. Pero si quieres reflexionar sobre si cambia tu personalidad cuando hablas en otro idioma, si las lenguas son algo cultural que modifican nuestra forma de pensar y si pueden existir lenguajes completamente diferentes según nuestra manera de experimentar el mundo, ¡entonces sigue leyendo!
La lengua hablada es muy variante según el punto del mapa en el que nos encontremos. Los idiomas son diferentes formas que toma el lenguaje verbal.
Hay alrededor de 7000 lenguas habladas en el mundo y son diferentes unas de otras, en los sonidos que utilizan, en el alfabeto, en la forma en la que se estructuran… Además de las ¡más de 300 lenguas de signos diferentes!, pues no existe una lengua de signos universal. Estas también son lenguaje verbal, puesto que se estructuran con su lingüística propia. En el caso de nuestro país se signa la lengua de signos española (LSE) y no es una traducción literal del castellano en gestos.
Todas las lenguas, también las de signos, han evolucionado según las culturas y las necesidades de diferentes comunidades, pues tiene sentido que no se haga el mismo gesto para “comer” en España, donde usamos cuchara que, en Japón, donde se usan palillos. Así, el idioma utilizado por una cultura da información sobre esta.
Saber otro idioma es como poseer una segunda alma
Carlomagno
No nos convertimos en personas diferentes al hablar otra lengua, pero sí solemos mostrar diferentes partes de nuestra personalidad y esto es algo que se ha demostrado en personas multilingües.
En mi experiencia personal, es habitual escuchar a las personas decir que con el idioma cambia, por ejemplo, su sentido del humor (las bromas que utilizan), y esto es un recurso muy importante a la hora de socializar. Si te interesa el tema del humor te recomiendo este artículo, que desarrolla esa idea.
En mi caso, que soy hablante de español e inglés, en inglés saco mi parte más infantil y bromeo con metáforas sencillas, haciendo referencia a situaciones inmediatas o cosas que están presentes. Por otro lado, en español, utilizo más juegos de palabras porque tengo un conocimiento más profundo de vocabulario, hago referencias a temas de actualidad en nuestro país, o utilizo expresiones típicas que no tienen traducción a otros idiomas.
No sé si alguna vez has intentado traducir directamente frases hechas o refranes del refranero español a otros idiomas, pero te adelanto que van a sonar extrañas o incluso van a ser incomprensibles para el resto. Del mismo modo ocurriría si, por ejemplo, alguien traduce literalmente del inglés cold feet y dice “tengo los pies fríos”. Pensaremos que tiene frío y quizá necesite calcetines más gordos, cuando está queriendo decir que tiene dudas sobre algo o ha perdido el entusiasmo en ello. Si alguien dice en español “el elefante en la habitación” quizá nos emocionemos (o asustemos) pensando que se ha colado un elefante en casa, pero lo cierto es que la expresión elephant in the room es una metáfora de una verdad que es obvia, que no puede pasar inadvertida y que está presente, aunque no se hable de ella.
Además, si no estoy cómoda hablando una lengua porque no me manejo bien en ella, probablemente me saque mi parte más insegura y de la sensación de ser menos segura de mí misma. Cuando hay un cambio de contexto, como el idioma que se utiliza en una situación social, esto influye a cómo nos relacionamos y cómo nos perciben.
La verdad es que puede ser un juego divertido aprender un nuevo idioma y descubrir qué aspectos de ti saca a la luz, y cuánto más profundicemos en él, también puede darnos nuevas visiones del mundo, como mirar con otros ojos a los elefantes o al frío en los pies. Aprendemos idiomas para mirar con otros ojos y sentir con otra piel.
Ciertas formas de expresar emociones básicas mediante el lenguaje no verbal son “universales” pues aparecen en bebés en culturas y lugares totalmente diferentes. Es el caso de la sonrisa o la celebración de victoria con los brazos abiertos.
Por otro lado, en el lenguaje no verbal también hay muchas variaciones entre culturas, por ejemplo, en Bulgaria el gesto de la cabeza para “sí” es el que en nuestra cultura se corresponde con “no” (mover la cabeza repetidamente de derecha a izquierda) y el gesto para “no” es el que en nuestra cultura se corresponde con “sí” (moverla repetidamente hacia arriba y hacia abajo). ¡Imaginad el esfuerzo que tienen que hacer las personas búlgaras en ambientes internacionales para no mostrar desaprobación cuando están de acuerdo contigo!
Existe una gran diversidad funcional entre personas y muchas de ellas exploran el entorno y se comunican con él utilizando lenguajes que desconocemos y que son diferentes al oral o hablado.
En el siguiente vídeo, una persona con TEA (trastorno del espectro autista) cuenta su forma de experimentar y comunicarse con el mundo. Quizá no comprendas el vídeo hasta el minuto 3:14 y pueda resultarte algo extraño, pues en la primera parte está utilizando su lengua nativa, pero te recomiendo que te quedes a escuchar sus reflexiones sobre el derecho a las diferentes formas de pensamiento y a ser reconocidas como personas.
Mel Baggs (más conocida como Amanda Baggs) es una gran activista por la neurodivergencia. Para saber más sobre ella y su trabajo, te recomiendo su blog.
Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo
Ludwig Wittgenstein
Me gustaría darle un nuevo significado a esta cita y romper con la idea de que los diferentes lenguajes y lenguas son límites. Acabar con esa barrera que nos imponemos, para comenzar a verlos como horizontes que se nos abren. Aprender idiomas me permite realizar una inmersión en otras culturas, pararme a comprender al resto en su contexto y redescubrirme a mí misma en un nuevo marco de pensamiento, en un nuevo libro, un nuevo mundo por recorrer.
¿Te atreves a dibujar horizontes?
Psicóloga y acompañante de personas en situación de vulnerabilidad: experiencia con menores en riesgo de exclusión social, migraciones, diversidad funcional y colectivo LGBTIQA+. Amante de todas las formas de vida, su misión es crear espacios sostenibles. Cooperante y gestora en proyectos de agroecología y protección animal. Escritora y fotógrafa en búsqueda de aprendizajes. “Cualquier momento es bueno para la ternura”.