Muchas veces caminamos por la vida, por nuestra vida, por inercia, dejándonos llevar, asumiendo y haciendo cosas de las que quizás no somos tan conscientes como creemos, simplemente por necesidad o porque es lo que nos toca. Es fácil caer en esa fluidez que nos lleva hacia algo seguro, que conocemos y está bajo control, siguiendo una rutina que nos hace sentir cómodos. Pero, ¿nos hemos parado a pensar si eso es lo que realmente queremos?, o ¿si estamos a gusto con el camino que hemos tomado?, ¿si nos conocemos o reconocemos a nosotros mismos para poder elegir lo que realmente nos hacen sentir plenos? Quizás es un buen momento para tomarnos ese espacio, escucharnos y conocerse a uno mismo.
¿Quién soy? ¿Para qué estoy aquí? ¿Quién quiero llegar a ser? Estas son algunas de las preguntas que surgen en etapas de nuestra vida y no solo lo hacen de repente, sino que llegan para quedarse y acompañarnos cada día. Haciendo que nos cuestionemos a nosotros mismos y a lo que hacemos a nuestra forma de construirnos y a la manera de relacionarnos con los demás.
El hecho de que surjan preguntas acerca de nosotros es algo que no va a dejar de ocurrir. Ya que, tanto el momento que estemos viviendo así como el contexto en el que nos encontremos, es algo que va cambiando y nosotros con ello. Y, algunas veces, lo importante de esas preguntas, no va a ser la respuesta, sino la pregunta en sí misma la que nos mande un mensaje.
Estamos en constante cambio, por pequeños que sean. Por ello, cuánto más sepamos acerca de nosotros, cuánto más nos conozcamos, más fácil va a ser tomar decisiones que vayan en línea con nuestras creencias y valores. Así como a relacionarnos con el mundo de una forma sana. Esto nos lleva a hablar del autoconocimiento ¿y qué es el autoconocimiento? Como su propio nombre indica, supone conocerse a sí mismo, a saber cómo actuamos ante ciertas situaciones y cómo percibimos las cosas que vivimos, aceptando mantener esa actitud abierta al cambio.
La mente que se abre a una nueva idea, jamás volverá a su tamaño original.
Albert Einstein
Es normal, que el autoconocimiento pueda traer malestar, ya que conlleva cuestionarse a uno mismo, a nuestra manera de pensar y de actuar. Nuestras creencias, aquellas que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra vida y que son o han sido “leyes” para nosotros, se van a ver tambaleadas y va a suponer un rechazo a aquello que en ese momento no nos encaje. En este proceso también se va a ver interferida nuestra identidad (puedes echar un vistazo a este artículo acerca de la identidad), la cual nos permite conocernos y comprendernos más, dándole sentido a nuestros comportamientos y conductas.
Por una parte, este autoconocimiento, nos va a permitir conocer de nuestras fortalezas y debilidades, dándonos la oportunidad de potenciar las primeras y aceptar las segundas e iniciar una mejora. Siendo conscientes de las herramientas que tenemos cada uno de nosotros y de nosotras para relacionarnos con el mundo de la forma más plena y sana posible, alineados con nuestros valores. De esta manera, evitaremos marcarnos objetivos que sean inalcanzables y nos generen impotencia y malestar. Es decir, estableceremos objetivos que sean alcanzables para el momento o etapa en la que nos encontremos y que vaya en armonía con nuestras capacidades. Así podremos ver resultados que nos muestren que somos capaces de conseguir lo que nos propongamos, aumentando la confianza en nosotros mismos, así como nuestra motivación para ello.
Una parte esencial que se ve influida de forma positiva gracias a este autoconocimiento, es la gestión de nuestras emociones, incluso en las situaciones más complicadas, gracias al reconocimiento de las mismas y de cómo afectan a nuestro comportamiento. Sentir estas emociones es algo automático, que no podemos controlar. Sin embargo, sí podemos decidir qué hacer con esa emoción una vez detectada e identificada, mediante nuestros pensamientos.
Si quieres saber más de inteligencia emocional, aquí te dejamos dos artículos: primera parte y segunda parte.
Algunas de las preguntas clave que podemos lanzarnos para facilitar nuestro autoconocimiento son:
Ahora que empieza un nuevo año puede ser una buena oportunidad para iniciar a hacerte estas preguntas y si ya lo has hecho, a seguir haciéndotelas. Porque como hemos dicho anteriormente, estamos en constante cambio.
Se presenta como nómada, con diez años de experiencia explorando comunidades donde el desarrollo personal, comunitario, ecológico y artístico son los ejes principales. Ha trabajado en países como España, Rumania, Italia y Alemania y actualmente vive y viaja en su furgoneta “Samsara” co-diseñando proyectos regenerativos y residencias artísticas para zonas rurales, organizaciones y ecoaldeas. Todo lo que hace está ligado a su propósito: “conectar a la gente consigo misma, con las demás y con la naturaleza a través de la experiencia de comunidad”.
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