El objetivo de la economía circular es que los productos y su valor se mantengan el mayor tiempo posible en el mercado, para:
¿Recuerdas el artículo en el que hablábamos de la huella de carbono?
Pues, el 45% de las emisiones de CO2 que lanzamos a la atmósfera provienen de la producción de materiales.
Esta reducción nos conduce hacia una mayor sostenibilidad.
¿Te has planteado alguna vez la diferencia entre tus residuos y los de un animal en el bosque? Los seres humanos hemos estado operando de forma lineal: fabricando, consumiendo y desechando. Cada vez que se rompe un móvil y compramos otro, tirando el anterior a la basura, estamos explotando recursos naturales. Como estos recursos son finitos, a largo plazo se terminarían agotando, lo que significa que el modelo lineal no es sostenible.
La economía circular pretende que la economía humana se parezca más al ciclo natural de aprovechamiento de la materia, en el que los seres vivos utilizan la energía solar, crecen y finalmente mueren, nutriendo la tierra con su materia. Además, los residuos de una especie se convierten en nutrientes para otra, no se acumulan, todo fluye y la energía no se desperdicia.
Si el modelo cíclico de los sistemas vivos es sostenible en la naturaleza, cambiemos el sistema lineal hasta la adopción de una economía circular. Es decir, cambiemos la cultura de usar y tirar, por la cultura de retorno y renovación. Las 7 Rs de la economía circular son: rediseñar, reducir, reutilizar, reparar, renovar, recuperar, reciclar… y se repiten de forma cíclica. ¡La especie humana tiene mucho que aprender! Es el momento para empezar a luchar por la sostenibilidad, ¡pensemos de forma circular!
Una de las claves, aunque no siempre es posible, es sustituir el material por material biodegradable.
Utilizar el ciclo biológico para aprovechar el material biodegradable, planteándonos cómo los residuos pueden generar vida en lugar de muerte. Podemos rediseñar los envases y los componentes de los productos de manera que sean seguros (sin sustancias tóxicas para el medioambiente) y biodegradables, contribuyendo a cultivar o crear más cosas, ¡ya hay envases que se convierten en tomateras si los plantas!
En el caso del material no biodegradable como es el caso de aparatos eléctricos o electrónicos, como lavadoras, ordenadores y móviles, puede replantearse mejor su fabricación para alargar la vida útil del producto y reutilizar sus piezas, diseñadas para mantener su calidad, para retornar a la fábrica, renovarse y convertirse en otros productos en un futuro.
Te lo cuento, la obsolescencia programada es la acción intencional que hacen los fabricantes para que los productos dejen de servir en un tiempo determinado.
Pues el Parlamento Europeo ya ha pedido medidas contra este modelo. Los productos se fabricarían para ser más duraderos, nuestro bolsillo lo agradecería y aumentaría la calidad de vida de todas las personas. Por ejemplo, un teléfono móvil costaría la mitad en fabricarse si se diseñase para ser más fácil de desmontar y sus piezas de reutilizar.
¡Que los productos de hoy sean los recursos de mañana!
Se presenta como nómada, con diez años de experiencia explorando comunidades donde el desarrollo personal, comunitario, ecológico y artístico son los ejes principales. Ha trabajado en países como España, Rumania, Italia y Alemania y actualmente vive y viaja en su furgoneta “Samsara” co-diseñando proyectos regenerativos y residencias artísticas para zonas rurales, organizaciones y ecoaldeas. Todo lo que hace está ligado a su propósito: “conectar a la gente consigo misma, con las demás y con la naturaleza a través de la experiencia de comunidad”.