El gap year, a veces traducido como año sabático, es una opción interesante para cualquier estudiante de bachillerato. A menudo no se considera, por el automatismo producto de nuestra cultura, pero nos gustaría recomendar dedicarle un poco de atención a esta opción. Aunque es bastante común en el mundo anglosajón tomarse un gap year, en España no se suele tener en cuenta. En este artículo incluiremos algunas ventajas y algunas precauciones en caso de tomarse un año de exploración antes de entrar en la universidad.
Para empezar, este año le dará tiempo al estudiante para que explore sus intereses, hobbies y pasiones. Muchas veces los estudios de secundaria les llenan el día y dejan poca oportunidad para que exploren intereses auténticos y propios, algunos de los cuales pueden motivar un propicio cambio de rumbo al escoger un grado o una carrera de estudio. Como ejemplos, se puede estudiar o reforzar un idioma, completar un curso de vela, aprender herramientas de supervivencia a la intemperie.
Otra ventaja es que le da al estudiante una oportunidad para trabajar y ahorrar dinero para costear parte de sus estudios. Esto suele tener el beneficio añadido de que aprecia más el coste y el valor de lo que se va a invertir más tarde para continuar su educación.
Si se utiliza bien el tiempo, el currículum de una persona que aprovecha este año sabático de manera productiva se verá mejorado. Hacer cosas como voluntariado, o prácticas en una empresa relevante demostrará que el estudiante es proactivo y que tiene interés por tener un impacto positivo sobre la sociedad.
También es común utilizar este año para viajar y explorar nuevos horizontes. Muchas veces se espera a que uno es mayor para viajar y sumergirse en otras culturas. Sin embargo, cuando esto se hace a una edad preuniversitaria, la experiencia puede tener una mayor repercusión sobre el desarrollo en valores de un joven. También sobre su capacidad de empatía o de intererés por otras culturas y la historia de otros lugares. Todas estas son habilidades que pueden enriquecer el aprovechamiento del tiempo más tarde al continuar en la universidad.
Otra opción es que se utilice el tiempo para algún proyecto personal más definido. Hay jóvenes que ya están enamorados, por ejemplo, de la fotografía, la pintura, la programación, del baile o de crear películas o guiones. En un año se puede completar un proyecto con bastante profundidad, y recoger así una valiosa experiencia mientras se explora un proyecto a tiempo completo, por interés propio, sin exámenes ni presiones externas artificiales salvo los parámetros que uno mismo se imponga.
Sea cual sean los objetivos del año, es potencialmente beneficioso que uno no viva en su casa con sus padres durante este año, ya que de esta manera se aprovecharán al máximo los beneficios de maduración en la personalidad.
Sobre este último punto de la madurez, sería bueno profundizar un poco. La libertad de elección desde la responsabilidad, es algo que muchos alumnos universitarios han trabajado muy poco para cuando entran en su primer año. La sobreprotección y la falta de exponerse a observar las consecuencias de sus acciones, suele resultar en un músculo subdesarrollado; músculo que podría llamarse el músculo de la libertad. Entendemos que la libertad es algo diferente del libertinaje, que es simplemente hacer lo que uno quiere cuando quiere. La libertad implica un conocimiento de posibles consecuencias y una elección tomada habiéndose tenido en cuenta tales consecuencias.
Ya sea explorando hobbies durante un año, trabajando para ahorrar, viajando o haciendo proyectos personales, un año sabático productivo resultará siempre en un incremento en el conocimiento de sí mismo del estudiante. Es frecuente que al llegar a la universidad, un joven se vea inundado de tiempo libre y de tentaciones que tiene que gestionar. Aprender a decir que no a la fiesta del miércoles, para poder estar fresco a la mañana siguiente en clase, requiere un tipo de madurez que algunos desarrollan demasiado tarde. De aquí que muchas veces las carreras se completen en mucho más tiempo del que parecería razonable. Las otras ventajas mencionadas, tales como la mayor apreciación del valor del dinero que se está invirtiendo en el curso, también ayudarán en el desarrollo de este tipo de madurez.
Por último, nos gustaría mencionar el beneficio del descanso. Para estudiantes muy concienzudos, que se han esforzado de manera notable pueden sacar gran beneficio de una descompresión parcial durante el gap year. Una ralentización del ritmo o de la presión exterior puede resultar en un crecimiento creativo, una recuperación de perspectiva, de motivación y de fuerzas.
La mayoría de estas son de sentido común. Hay que tener cuidado de no perder el tiempo durante este año, que se puede pasar sorprendentemente rápido. Hay que tratar de documentar lo hecho durante el año, para que se pueda justificar esta elección en el futuro, en caso de que se cuestione durante entrevistas de trabajo o de acceso a la universidad. Hay que ser consciente de que se entra en la universidad con un año «de retraso». Puede ser que los compañeros de clase sean un poco más inmaduros que el joven que elige hacer un gap year, sobre todo por lo que este aprendió durante ese año. Muchas veces tales jóvenes hacen migas con amigos de los años superiores, por dichas diferencias. Sin embargo, esto puede ayudar a que se concentre más en sus estudios, estando menos distraído durante sus clases.
Cuando no se trabaje, puede ser un año costoso. Lo que se suele aconsejar para evitar esto, es que se combine un trabajo a tiempo parcial, con algún otro proyecto, viaje o exploración de intereses. Hay que advertir de que a veces se pierde la inercia del estudio, y cuesta un poco retomar el ritmo al regresar a los estudios formales. En realidad, el riesgo de que ocurra esto se minimiza asegurando que se mantiene uno ocupado con cosas productivas durante el año. Por último, si se va a estudiar una ingeniería, matemáticas o ciencias, es aconsejable repasar los contenidos para que no salgan demasiadas telarañas cubriendo conceptos y herramientas que hará falta tener a mano más tarde.
Hemos conocido muchos estudiantes que han tomado un gap year productivo de este tipo. Suelen ser más maduros y tener más claro qué quieren estudiar y para qué. También aprecian más su tiempo y los recursos que se utilizan para costear los estudios. También hemos conocido algunos que perdieron el tiempo, costándoles bastante esfuerzo el retorno a los estudios, aunque estos casos son una minoría.
The Lemon Tree Education puede asesorar a la familia para que se tomen buenas decisiones al orientar un año con tanto potencial de crecimiento. Esperamos que no duden en consultarnos, ¡estamos, como siempre, llenos de ideas y encantados de ayudar!
Guillermo Machado es un educador con inquietudes holísticas, que ha tenido oportunidad de ejercer en más de diez países como parte de su trayectoria profesional. Graduado en Físicas por la universidad de Oxford y luego habiéndose especializado en educación en Nottingham, su interés actual radica en la pedagogía basada en el desarrollo de proyectos, y en cómo fomentar el desarrollo emocional de los alumnos de forma integrada con su formación académica.