“Hay un libro siempre abierto para todos los ojos: la naturaleza”
Jean- Jacques Rousseau
Observar los verdes tonos de las plantas, escuchar el canto de los pájaros o el sonido de un arroyo, oler el refrescante aroma a tierra mojada son algunas de las cosas que nos pueden trasladar a un estado de paz y conexión.
Para muchos de nosotros, la naturaleza y la conexión con esta, es algo imprescindible en nuestra rutina semanal. Lo podemos hacer de tantas maneras, dando un paseo por el parque, quedando con algunos de nuestros amigos en el campo o la playa, haciendo deporte o cuidando nuestras plantas.
Existen algunas prácticas como el shinrin-yoku (baño de bosque en japonés), una filosofía oriental que forma parte de un programa de salud nacional creado a principios de la década de los 80 y que consiste en conectar con la naturaleza y, según explica el autor de El poder del bosque, el inmunólogo Qing Li, «absorber el bosque a través de los cinco sentidos».
Hace poco estuve en Mallorca durante una semana y me propuse pasar todos los días al menos un rato en la naturaleza. Estuve visitando varias calas de la isla, haciendo rutas en la montaña, observando los árboles y arbustos de los pueblos que visitaba. ¡Os tengo que admitir que fue una semana increíble! Mi curiosidad por todo lo que me rodeaba se potenció de manera exponencial, me sentía un auténtico explorador. La percepción del tiempo era distinta, respiraba y escuchaba mi cuerpo como hacía tiempo no lo hacía y, sobre todo, por la noche dormía muchísimo mejor.
Podéis encontrar diversos estudios en internet de los beneficios para nuestra salud y bienestar emocional de pasar tiempo en la naturaleza. Pero, ¿qué mejor que experimentarlo uno mismo para ello?
Haz la prueba y pregúntate ¿Cómo me siento? ¿Qué estoy experimentando? ¿De qué manera conectar con la naturaleza puede beneficiarme en mi rutina?
Aquí os dejo un documental de Netflix muy interesante para que veáis algunos de los cambios que ha sufrido la naturaleza en los últimos años.
Algunas pequeñas ideas que te puedo ofrecer para conectar con la naturaleza son:
Observa las hojas de los árboles, la hierba, si ves algo volar o andar. Un pájaro, un insecto, una hoja, una rama, una planta…
Si estás en un entorno natural, ralentiza hasta ver algo en movimiento. Aunque a veces no lo parezca, siempre hay algo en movimiento.
Si estás en un lugar con ventana, realiza este ejercicio desde ella y, si no accedes a ninguna vista, siempre puedes salir a dar un paseo y encontrar nuevos lugares cerca de donde vives…
Es una de mis formas preferidas de conectar con la naturaleza. Siempre que voy de viaje, suelo hacerlo en algún rincón adecuado que encuentre. También recuerda siempre ir con cuidado por dónde pisar.
Apoya los pies y quédate quieto un momento para notar la primera impresión. ¿Cómo está este suelo? ¿Cómo sostiene tu cuerpo? ¿Es estable o te hundes? Es una forma muy buena de ver también tu relación con tu cuerpo. Si quieres saber más, échale un vistazo a este artículo.
Estamos tan metidos dentro de nuestra cabeza que no observamos los árboles y plantas que nos rodean.
Puedes practicar y comenzar a observarlos, prestarle atención, ver los colores, las formas, la altura, las texturas que tiene y las visitas de pájaros me va relajando poco a poco.
¡Tienes que probarlo!
Si nunca has plantado, puede ser un buen momento para hacerlo. Es difícil encontrar el tiempo suficiente para salir a conectar con la naturaleza. Pero, ¿y si la tuviésemos en casa o en nuestro cuarto?
Encontrarás en internet mil formas de hacerlo y sobre todo estarás contribuyendo con el medio ambiente, que tanta falta hace.
La periodista especializada en bienestar, Annette Lavrijsen, recomienda dar paseos cortos por el parque durante la hora de comer para desconectar del estrés laboral o del estudio. Otra opción puede ser visitar el jardín botánico que haya en la ciudad. Para dentro del hogar, su consejo es el de comprar más plantas y —en caso de vivir en un piso— crear un jardín vertical.
Para los fines de semana, aconseja intentar salir de la ciudad o cambiar los planes de bares por paseos por el parque con amigos.
Lo mejor es intentar desconectarnos de nuestros móviles y bajar nuestros ritmos para concentrarnos en los sentidos: mirar, escuchar y oler más. Lo mejor de esta técnica es que es gratis y accesible para todos. No son necesarias ni herramientas ni habilidades, solo una mente abierta.
Se presenta como nómada, con diez años de experiencia explorando comunidades donde el desarrollo personal, comunitario, ecológico y artístico son los ejes principales. Ha trabajado en países como España, Rumania, Italia y Alemania y actualmente vive y viaja en su furgoneta “Samsara” co-diseñando proyectos regenerativos y residencias artísticas para zonas rurales, organizaciones y ecoaldeas. Todo lo que hace está ligado a su propósito: “conectar a la gente consigo misma, con las demás y con la naturaleza a través de la experiencia de comunidad”.