La relación que tenemos con nuestro cuerpo suele ser funcional. Es decir, nos acordamos cuando nos enfermamos o sentimos un dolor. Si todo va bien se nos olvida que se trata de un organismo en actividad constante, nuestro vehículo y que todo lo que hacemos, pensamos y pensamos tiene un lugar biológico dentro de nosotros.
La relación que tenemos con nuestro cuerpo influye mucho en nuestro universo emocional. Si quieres saber más sobre inteligencia emocional, no te olvides de leer este artículo.
El cuerpo no es ajeno a lo que ocurre en la mente.
Seguramente te hayas dado cuenta alguna vez si has sentido que estabas nervioso, estresado o con ansiedad cómo afectaba directamente en tu cuerpo. Dolores de barriga, dolores en el pecho, en la espalda o dolores de cabeza.
Pensar en exceso tiene un serio impacto sobre el cuerpo. Y quiero explicar esta frase detenidamente: no significa que lo mejor sea no pensar y ya está. Pensar es uno de los “dones” que mejor hemos desarrollado los humanos, pensar es lo que nos hace estar donde estamos. Pero pensar en exceso, es decir darle más importancia a las cosa de las que tienen, darles las mismas vueltas una y otra vez sin ver la solución o empeñarse en encontrar la solución al instante, puede pasar factura a nuestro cuerpo. Al final, cuando modulamos emociones, liberamos hormonas o pensamos en exceso, puede afectar a nuestra salud.
Os recomiendo seguir a Ido Portal, uno de los precursores de la cultura del movimiento, que nos recuerda que lo importante al final es moverse y ser conscientes de la importancia de nuestro cuerpo. Por aquí os dejo un vídeo sobre él.
Me costó mucho tiempo darme cuenta de la vulnerabilidad del ser humano. En muchas ocasiones y dependiendo de la educación que tengamos, nos hacen creer que somos máquinas y que no deben parar de hacer cosas. Que podemos con todo, que sabemos gestionar todo y que si no sabemos, tenemos que aprender a hacerlo lo antes posible. Pero, ¿y el descanso?.
Nuestro cuerpo gasta una energía tremenda en un solo día Y al igual que hacemos cosas, tenemos que aprender a no hacer.
¿Cuántas horas o días a la semana le dedicas a enfocarte en tu cuerpo? A preguntarte, ¿cómo está tu espalda, o tus piernas o los dedos de tus manos? ¿Si necesitan algo, si llevan mucho tiempo activo, si necesitan de alguna ayuda externa para relajarse o para reactivarse? ¿Cómo te relacionas con tu cuerpo?
La cultura del movimiento
Nuestros cuerpos no fueron diseñados para un deporte o solo para ir al gimnasio.
A través de diversas formas de movimiento, podemos potenciar las habilidades y la conexión de nuestra mente y nuestro cuerpo. Sin tratar de poner demasiado énfasis en distinguir entre los diferentes regímenes de práctica física, podemos practicar “deportes” que son más desconocidos como: el movimiento animal, calistenia, escalada, danza, flow, movimiento funcional, gimnasia, parkour, running, entrenamiento de fuerza y yoga. Cuando nos movemos, le enseñamos a nuestro cuerpo a adaptarse a diferentes tipos de carga, una gama más amplia de patrones de movimiento, una mayor exposición a la propiocepción y las habilidades físicas. Al practicar esto, también podemos realizar cambios neurológicos. El cerebro está programando literalmente todo lo que haces, y cuanto más se hace, más conexiones se crean. Estas conexiones nos ayudan a encontrar un equilibrio físico, mental y espiritual.
Animal Flow
Animal Flow es un entrenamiento que se realiza solo con el peso de tu corpulencia, basado principalmente en los movimientos de diferentes animales, aunque también incluye distintos movimientos adaptados de disciplinas como son el yoga, capoeira, parkour, etc.
Yoga
El yoga es una práctica que conecta el cuerpo, la respiración y la mente. Esta práctica utiliza posturas físicas, ejercicios de respiración y meditación para mejorar la salud general. El yoga se desarrolló como una práctica espiritual hace miles de años.
Si quieres iniciarte en el Yoga, te recomiendo seguir a Elena Malova.
Escalada
La escalada es uno de mis deportes favoritos y que practico muy a menudo. No solo te ayuda a desarrollar tus habilidades de coordinación, ya que muchas veces tienes que pensar en dónde poner el pie o la mano en la roca, sino que es un deporte que crea grupo. Normalmente se hace entre amigos y rodeado de naturaleza.
Y tú, ¿cómo quieres relacionarte con tu cuerpo?
Se presenta como nómada, con diez años de experiencia explorando comunidades donde el desarrollo personal, comunitario, ecológico y artístico son los ejes principales. Ha trabajado en países como España, Rumania, Italia y Alemania y actualmente vive y viaja en su furgoneta “Samsara” co-diseñando proyectos regenerativos y residencias artísticas para zonas rurales, organizaciones y ecoaldeas. Todo lo que hace está ligado a su propósito: “conectar a la gente consigo misma, con las demás y con la naturaleza a través de la experiencia de comunidad”.