Cuando pensamos que nuestro hijo/a es realmente bueno en algo y nos planteamos hasta dónde podría llegar, es probable que estemos detectando una pasión. Todos los padres queremos lo mejor para nuestros hijos, aunque no sepamos hasta qué punto facilitarles el camino o qué habilidades debemos incentivar y motivar en ellos.
Por ello, a continuación, compartimos con vosotros algunas reflexiones y pautas que os pueden ayudar en el proceso (tanto a padres como profesores).
A menudo les damos muchas oportunidades y cuando finalmente encuentran una que disfrutan, estamos entusiasmados con las posibilidades de que la sigan practicando y desarrollando. A veces, los padres y profesores podemos intentar guiar a un hijo por un camino determinado de los deportes, la música o el aprendizaje en función de sus intereses, pero por lo general, esperamos a que llegue esa chispa de pasión y, cuando lo hace, la gran pregunta es: ¿cuál es el siguiente paso?
Un profesor de un colegio americano, que también imparte clases en la universidad y es padre de cuatro hijos, planteó lo siguiente a sus alumnos: dedicar el 20% del tiempo de su asignatura a crear un proyecto individual, de algo que realmente les apasionara. Debían tener en cuenta cuatro requisitos:
¿Cuál fue el resultado? Pues preguntas del tipo: ¿por qué no da créditos?, ¿por qué no cuenta para nota?, ¿qué tipo de cosas podemos hacer?, ¿qué se supone que debemos hacer?
Lo cierto es que muchas veces creemos que la única forma de responsabilizar a nuestros hijos/estudiantes es mediante algún tipo de evaluación (si hablamos de educación). En el caso de este profesor y tras unos minutos de explicación, los alumnos empezaron a reaccionar: no les puntuaba el proyecto, pero serían responsables de ello. Fue así como aprendieron con pasión y aprendieron porque fue su elección.
No debemos olvidar que no siempre es fácil descubrir qué es lo que realmente les apasiona, pues mientras que unos se apresuran a aprender algo nuevo en el mismo momento, otros intentan descubrir qué hacer realmente con su tiempo. Cada persona tiene su ritmo.
Pero una vez que hemos descubierto la pasión, ¿qué podemos hacer para pasar a la acción?
Y por último, muy importante: compartirlo con alguien (familia, amigos, compañeros de clase) pues no puede ocultar su pasión al mundo, ¡la gente tiene que conocerla y verla! 😉
Para concluir, no olvidemos que tan pronto comencemos a tomar decisiones por ellos, forzándolos a seguir un camino, es probable que nuestros hijos se alejen y comiencen a perder la ilusión y la pasión. Debemos asegurarnos de darles opciones antes de orientarlos al fin. Su motivación intrínseca es lo realmente importante y si podemos ayudarles a hacer lo que aman, entonces aprender no será una tarea ardua. Será divertido y emocionante, como se supone que debe ser. También será desafiante y frustrante en ocasiones, como se supone que debe ser. En ambos casos, la «razón» del aprendizaje guía en última instancia la experiencia y el crecimiento.
Basado en un artículo de A. J. Juliani
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