Si bien en España no es algo común, en los países anglosajones sí es habitual encontrar colegios diferenciados por sexo, centros educativos solo para chicos o solo para chicas. Existen numerosos internados (boarding schools) excelentes en Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda que continúan con esta tradición educativa desde hace siglos.
Los colegios que apuestan por una educación orientada solo a niños no tratan de educar a estos para que sean diferentes a las niñas, sino de aplicar el conocimiento de estudios que demuestran que la forma de aprender, la capacidad de mantener la atención y las dinámicas que mejor funcionan en los niños son diferentes que en las niñas. Y no solo se trata de la parte académica. Los internados para chicos brindan a sus alumnos una educación integral orientada, tanto dentro como fuera del aula, incluyendo la parte deportiva y otras actividades extra-curriculares.
Algunos colegios de Reino Unido mantienen una educación solo para niños hasta la universidad y otros admiten alumnas en los dos últimos cursos (son los internados llamados diamond). De cualquiera de las dos formas, la mayoría de internados de chicos organizan eventos conjuntos con colegios de chicas, entre los que se incluyen conciertos, torneos, obras de teatro e incluso viajes. La idea base es crear un entorno de aprendizaje óptimo centrado en lo que necesitan los chicos sin privarles de otro aprendizaje necesario que se obtiene de la relación con chicas
¿Cuáles son las claves por las que estos internados son tan populares en el mundo anglosajón? ¿Por qué tantos padres apuestan por este tipo de educación?
Los boarding schools de chicos son colegios que se enfocan en la vida intelectual, física, social y emocional de los chicos y tienenun interés por la intensidad y la complejidad de la infancia de estos. Los profesores de este tipo de colegios cuentan con años de experiencia ayudando a los niños a crecer y a madurar a su propio ritmo, utilizan estrategias de enseñanza para abordar los estilos de aprendizaje específicos de los niños y entienden el mundo complejo y diferente que los niños y adolescentes masculinos tienen desde los cursos de primaria hasta los últimos años previos a la universidad. Sin embargo, no todos los niños son iguales, por lo que estos internados también se esfuerzan en apoyar las necesidades y aspiraciones de cada alumno en particular.
Según este tipo de colegios los niños son, con frecuencia, físicamente más activos, competitivos y están preparados para asumir riesgos, características que se canalizan en su experiencia de aprendizaje. Los internados para chicos utilizan horarios flexibles y con dinámicas diferentes que permiten a sus estudiantes mantenerse activos a lo largo del día. Se sabe que el tiempo que un chico puede mantener la atención en un tema es inferior al de las chicas y, además, necesitan cambiar de actividad con más frecuencia. Por esto, los educadores de estos colegios estimulan los intereses de los alumnos con una combinación planificada de clases académicas, arte, música y deportes para involucrar continuamente su mente y cuerpo.
Por otro lado, este profesorado conoce la gama completa de emociones y vulnerabilidades que los chicos tienen a estas edades, y trabajan con ellas ampliando poco a poco sus emociones y aumentando su capacidad para relacionarse con chicas y mujeres de manera natural y satisfactoria para ambas partes.
Está claro que los niños y las niñas crecen a un ritmo diferente. Las fortalezas de los niños son diferentes de las de las niñas de su misma edad. Mientras que las niñas generalmente se desarrollan más temprano física y socialmente, mejorando sus habilidades de lectura y escritura antes, los niños son más espaciales y visuales por naturaleza, y demuestran una afinidad natural con áreas como las matemáticas abstractas. Además suelen aprender más fácilmente a través de la acción que las palabras.
A través de diferentes pruebas de resonancia magnética funcional, diversos investigadores han observado diferencias entre el desarrollo del cerebro masculino y femenino que demuestran por qué los niños y las niñas aprenden de manera diferente. Los cerebros de los niños necesitan movimiento, espacio, acción y descanso. También aprenden mejor cuando el contenido se presenta en pequeñas dosis. Por lo tanto, un aula mixta típica que favorece el aprendizaje verbal y auditivo puede poner a un niño activo en desventaja.
Una de las ventajas importantes de la educación diferenciada por sexos es la oportunidad que representa para crear un ambiente de aprendizaje, literal y figurativamente, que se adapta a lo que los niños necesitan. En un colegio enfocado a educar niños, los profesores utilizan dinámicas más kinestésicas y sensoriales en la programación de las clases, involucrando más a los niños en su aprendizaje.
Algunos educadores como Abigail Norfleet James (Teaching the Male Brain: How Boys Think, Feel, and Learn in School) han creado prácticas para el aula a partir del conocimiento del cerebro de los chicos, identificando formas tangibles de abordar las debilidades y las fortalezas de este sexo.
En los internados para chicos, el profesorado ha tomado, de manera consciente, la decisión de educar chicos. Los maestros disfrutan del humor irreverente de los niños y saben trabajar con esa energía constante que demuestran sin parar. Su pasión por enseñar a chicos requiere un compromiso para construir relaciones, elaborar un plan de estudios y ser capaces de dirigir un aula que involucre a cada estudiante en la forma en la que éste aprende mejor.
Como saben que los niños, habitualmente, prefieren trabajar de forma cooperativa, los profesores suelen usar proyectos en grupo para muchas tareas de clase. Además, al entender cuál es el ritmo que los chicos necesitan dentro del aula, pueden planificar algo de actividad física dentro de la clase y descansos más prolongados.
Las aulas de los colegios de chicos rara vez son un espacio tranquilo. Varias investigaciones realizadas en colegios de niños han demostrado la importancia de la acción y los logros que este tipo de enseñanza tiene en sus alumnos.
Los investigadores Michael Reichert y Richard Hawley descubrieron que las clases que tienen éxito entre sus alumnos a menudo introducen un elemento memorable: una novedad, una actividad cinética, un juego o un juego de roles, que facilita el resultado de aprendizaje deseado. Aprender el juego de la espada puede hacer que el texto de Romeo y Julieta sea más interesante y accesible. El trabajo del educador Adam Cox hace hincapié en que los niños deben saber por qué algo es importante para que tenga importancia para ellos. «Los niños», dice, “trabajan de manera exitosa en un trabajo que tiene un objetivo inmediato» y «disfrutan de los logros en tiempo real».
Sin las presiones sociales de un ambiente mixto, los estudiantes de este tipo de colegios pueden explorar toda su gama de destrezas y las diferentes personalidades que poseen. Cuando nos alejamos de los estereotipos, estos alumnos descubren que tienen muchos roles que pueden desempeñar como estudiantes, atletas, artistas, músicos y amigos.
Al trabajar de manera extensa diferentes áreas dentro del currículum del colegio como la literatura, los idiomas, la música, la danza, el teatro y las artes visuales, un colegio de chicos ayuda a los estudiantes a encontrar su creatividad e imaginación innata, mientras desarrollan sus habilidades de comunicación y descubren otras fortalezas e intereses que quizá no verían la luz en un ambiente mixto.
Teniendo en cuenta el estereotipo (en muchos casos cierto) de que a los chicos les gusta arriesgarse y probar cosas nuevas, muchos alumnos se encuentran cómodos probando asignaturas y actividades nuevas y no tradicionales cuando son animados por un equipo de mentores de confianza dentro de la seguridad que un ambiente sin chicas en el aula les proporciona. Son una comunidad unida. Los chicos que no necesitan hacerse notar en un ambiente mixto, se sienten cómodos asumiendo roles de liderazgo como dirigiendo programas de servicio a la comunidad o como mentores para estudiantes más jóvenes.
Los colegios de chicos tienen un papel clave en el fomento de lo que los psicólogos como Michael Thompson (Raising Cain, The Pressured Child) llaman «niños emocionalmente alfabetizados», que responden a otros con empatía y compasión. Estos colegios saben a ciencia cierta que los niños «no expresan sus sentimientos como las niñas» y brindan orientación para hacer frente a las muchas expectativas que el colegio, sus padres o la sociedad pueden tener para ellos como jóvenes varones.
Cuando los chicos trabajan juntos en el aula, en el campo de juego o en el teatro del colegio, van creando unos lazos que generará en ellos un sentimiento de hermandad. Muchos graduados de este tipo de colegios dicen que las amistades que han desarrollado entre sus compañeros y con el profesorado es uno de los beneficios más importantes que se llevan de su experiencia escolar.
Las relaciones son fundamentales para el aprendizaje de un niño, según los investigadores Reichert y Hawley. Ellos afirman que los chicos prosperan en un ambiente educativo en el que primero se establecen relaciones positivas y de confianza con otros compañeros y también con los profesores.
En esta reciprocidad de relaciones, donde los profesores son cariñosos y francos, los niños también desarrollan la confianza para bajar la guardia y mostrarse tal y como son. Este modelo educativo basado en la relación con los compañeros y profesores no solo mejora el proceso de aprendizaje sino que también contribuye al sentimiento de pertenencia de un niño a su clase, a su equipo deportivo y a su colegio. Los niños encuentran en sus profesores, maestros y consejeros que cada día están a su lado, modelos que pueden y quieren seguir. Además, el profesorado femenino también desempeña un papel clave en el fomento de actitudes positivas y respetuosas hacia las mujeres. Estas relaciones con las profesoras también promueven la empatía, el coraje y la resiliencia.
Esta conexión con la hermandad suele perpetuarse en este tipo de colegios a través de lo que muchos colegios llaman “Old Boys”: una comunidad de antiguos alumnos dispuestos a apoyarse entre sí una vez ya fuera del colegio y que también brindan su amistad a futuros miembros de esta comunidad.
En resumen, un ambiente en el que el alumnado sea del mismo sexo puede ayudar a los niños a desarrollar la confianza en sí mismos y aprender sin distracciones. Los colegios para chicos están especialmente equipados para adaptar su enfoque de enseñanza a las necesidades de los niños y, a la vez, constituir un entorno cómodo y de apoyo para que los estudiantes crezcan y maduren en esta etapa tan fundamental que creará su personalidad en el futuro.
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